Supongamos que la vida está llena de muchas cosas necesarias.
Pensemos que necesitamos ropa, una casa, un secador, un espejo en el que vernos. Quizá en exceso, las cosas que nos rodean son todas necesarias, o eso han conseguido hacernos creer.

Y no es que me vaya por las ramas. Pero me importaría tan poco estar desnudo, en la calle, sin secador, sin espejo, sin saber como soy por fuera, sabiendo que estoy contigo y que no necesito nada más para arroparme por dentro.





Dulce por fuera, dulce por dentro

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