Hace poco me di cuenta de que desde un tiempo para acá, he empezado a querer a las responsabilidades, al trabajo bien hecho, y me sorprendo cuando, ante alguna complicación mi cabeza me dice "ánimo! tu puedes" después de estar acostumbrada a los agobios y los llantos inútiles (que no han desaparecido del todo, está claro). Ahora es cuando realmente me he dado cuenta de lo mucho que me gusta aprender.

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