Entradas

Mostrando entradas de 2021

Eliminada

  Acabo de cometer el acto más infantil, inmaduro e impropio de mí de la última década: Me he salido del grupo de whatsapp de la pandilla. Y luego lo he eliminado. No ha sido un arrebato ni una forma de llamar la atención. Ha sido una decisión meditada y fruto de mucha reflexión. Porque no se trata solo de abandonar el grupo, es una manera de dejar patente que abandono también mi empeño en seguir formando parte de las vidas de esas personas que se supone que eran mis amigos. Quizá me he pasado de dramática y es muy posible que ahora me estén poniendo verde en ese mismo chat, pero no me arrepiento. Lo mismo ni siquiera se dan cuenta de que me he ido…  es una de esas cosas que pasa cuando eres la amiga que lo da todo, pero nadie hace lo mismo por ti. Yo ya me he cansado de dar y no recibir jamás ni la mínima parte. Que han sido años, joder, no es algo de ahora. Llevo años viendo cómo la vida nos iba poniendo en posiciones cada vez más distantes. Yo he luchado por mantener la relación de

Vejez...

Imagen
  Vejez. Inmediatamente asociamos la palabra a ciertos aspectos negativos como por ejemplo: canas, arrugas, cambio en la apariencia, enfermedades…un largo etcétera que tenemos aprehendido. He pasado los treinta y muchas amigas mías me preguntaban qué cremas faciales uso. Pues hija, la verdad que una hidratante y poco más. Me miraban con ojos como platos. ¿En serio? ¿Y el  sérum , y el contorno de ojos? ¿Y el tónico y la rutina de noche de cuatrocientos cincuenta pasos antes de irme a la cama?  Soy consciente de que hay que cuidarse para sentirse bien, física y emocionalmente, pero creo que estamos llegando a unos límites estratosféricos. Nos imponemos unas normas demasiado estrictas a nosotras mismas. Hablo en femenino porque ninguno de mis conocidos masculinos lleva a cabo esas rutinas de belleza diurna y nocturna.  Soy de las que opina que cada uno y cada una debe hacer lo que mejor le vaya y actuar en consecuencia de lo que mejor le haga sentir, sí. Pero en determinados ejemplos, pi

No es para todas

Imagen
  Me negaba a aceptarlo pero, ha llegado ese temido momento. Me he hecho mayor. Ya pasados los 30 y hasta ahora nunca lo he llevado nada mal pero, algo a mí alrededor ha cambiado. Sí.  Ese momento en el que, la vida empieza a darme vértigo y me siento muy lejana de sentir mi vida encarrilada.  No sé si a mi alrededor hay un  “baby boom”  o una especie de pacto secreto que, a partir de los 30 te obliga a casarte. Pero últimamente, cada vez que me encuentro con viejas amistades o compañeras del colegio es para saber que se casan, están embarazas o enterarme de que tienen ya hasta dos hijos. Y yo, no puedo sentirme más lejana a todo eso. Más allá de mi infancia nunca he soñado con una preciosa boda vestida de blanco, aunque, soy la primera que veréis llorando en una. (Y no me avergüenzo). Apenas siento que mi vida está empezando, a pesar de que el tiempo se pasa volando y hasta hace dos días aún salía del cascarón del hogar con el miedo como compañero de viaje.   Hace poco os contaba que

Capullos de la vida

Imagen
  Soy mujer de elegir mal. De las que ven un charco con un poco de agua y se meten, y se revuelcan, y se embarran durante horas o días. Ahora bien, en mi vida he tomado dos decisiones de las que se merecen una ovación. La primera, no sucumbir a la moda de los pantalones de colores chillones «PHO» que deslumbraban a principios de siglo. La segunda,  dejar de salir con capullos y empezar a conocer hombres. Aquí está la lista de los capullos con los que yo me he encontrado y de los que, afortunadamente, logré escapar. – El capullo «ilusionista».  Seguro que el primer mes irá todo viento en popa a toda vela, no corta el mar sino vuela. Regalos caros, cenas casi a diario, sexo incansable. Pero, ¡ay, la magia!, pronto empezará a desaparecer. Te quedarás en «leído» en WhatsApp el lunes y recibirás la respuesta, convenientemente, en la madrugada del domingo. Si te quedas en modo pánfila, te descubrirás repitiendo la pauta durante meses. No caigas en la «autoayuda» sin receta. Si tienes en la m

La empotradora

 C omo a todas las mujeres,   siempre me habían vendido la idea de dar con el empotrador:   ese tío seguro de sí mismo, que se comunica en el sexo y que invierte tiempo en hacer disfrutar a la muchacha. Lógicamente, tanto hablar del temita una no puede evitar querer encontrarlo, sin ni siquiera plantearme que las tías también tenemos peso en el sexo, no es solo el hombre quién lleva las riendas.  La verdad es que nunca he tenido problemas para follar. Supongo que tiene que ver con esa seguridad que también define al empotrador pero no me he cortado nunca a la hora de proponerle una noche loca a cualquier tío ni de decirle en la cama dónde sí y dónde no. Muchas veces, hablando de sexo con mis amigas, me contaban que cuando un tío las tocaba de una forma que no les gustaba, se callaban y no le decían nada o que dejaban que fuera él quién llevara las riendas porque “así es cómo tiene que ser”. Yo, que siempre he sido todo lo contrario pensaba: “¿Qué me pasa? Soy oficialmente la rara del g

Rodéate de gente que te sume

  Soy la suma de todas las personas que están en mi vida. De sus sonrisas, sus gustos, sus abrazos, pero también de sus miedos, inseguridades y malos momentos, por lo que procuro rodearme de poquitas personas, pero que tengan un corazón grande y humilde. Me gustaría decir que siempre ha sido así, pero lo cierto es que he tenido que equivocarme muchas veces para ir aprendiendo quién no quiero ser, y para poder llegar a la determinación de que iba a dejar de esforzarme por todos aquellas personas con las que no me sintiera bien. Durante mi adolescencia, una etapa muy vulnerable y exploratoria donde intentamos rodearnos del mayor número de personas posibles para encontrar nuestra valía, me rodeé de algunas personas a las que no les importaba realmente. Personas que me tenían al lado para poder escucharse a sí mismas una y otra vez y que valoraban bien poco mi individualidad. Personas ante las que tenía que adaptarme para encajar y con las que pocas veces podía ser yo misma.  Cuando fui cr