Entradas

Mostrando entradas de diciembre, 2008

Edén

Todos somos cadáveres y todos queremos llegar al Edén. Rozar el cielo no es cosa de pilotos previamente preparados. Se supone, que cada uno de nosotros está destinado a rozar el cielo aunque sea sólo por unas horas, para demostrar al oleaje que nos trajo hasta aquí que nosotros podemos nadar, y bucear, ser seres sobrenaturales que buscan y encuentran placer y un lugar entero lleno de todas las canciones bonitas del mundo que sonarán una tras otra bajo la mirada de aquellos que aún nos guardan las ganas de ir contra marea. La mayoría de las veces no tenemos ni idea de a dónde vamos a ir a parar. Otras, nos hacen tantísimo daño que creemos que la solución perfecta es abandonar la aventura a la mitad y quedarnos en una isla desierta de por vida. Otras, simplemente nos cansamos de todo y seguimos nadando aunque no sepamos de dónde sacamos tanta fuerza y tantas ganas, y a veces, llegamos a playas desiertas donde nos plantamos a descansar. Y otras, pero estas pasan menos, es la marea la que

Como una cancion sin musica...

Como un niño sin su juguete nuevo. Como una canción sin estribillo. Como un cuento sin amor. Como una playa sin arena. Como un océano sin olas. Como un amor de primavera sin baile de fin de curso. Como un verano sin helados. Como una Navidad sin engordar. Como una cartilla sin fondos. Como una paloma sin alas. Como una barra de bar sin tequila. Como una noche loca sin canciones de mierda. Como una tormenta sin truenos. Como un corazón sin válvulas de escape. Como una noche sin velas encendidas. Como una película de miedo sin gritos. Como un domingo en la cama sin nada que hacer. Como una guitarra eléctrica sin amplificador. Como un Nueva York sin Manhattan. Como una religión sin milagros. Igual. Así estoy yo.

Donde está mi sitio

Llevo de un tiempo para aki que no se donde esta mi sitio. las cosas van viene se mueven pero yo estoy quieta como en no se que peli que todo se movia rapidisimo alrededor y yo inmovil abria los ojos intentando que no se me escapara nada pero q imposible resulta... estoy en medio del ojo del huracan, como en una ventisca el viento me mueve para todos los lados pero los pies estan pegados al suelo... quiero pero no puedo estoy inmovil... No se supongo q hay cosas q no duran siempre , espero q esta sensacion de niña te has confundido de lugar no dure eternamente, porque creo q aun no venden vuelos para irse fuera de la Tierra...

Miedo

Ya me vale, llevo toda mi vida con miedo... miedo a crecer, miedo a querer, miedo a no ser, miedo a ser, miedo a perder, miedo a llorar, miedo a dejarme llevar, miedo a los demas , miedo a mi, miedo a la bruja negra, miedo a no ser suficiente, miedo a decir, miedo a callar, miedo por haber dicho miedo por ser diferente , miedo por sentir ... miedo del miedo... no he parado de decirte q soy una cobarde. Me gustaria no ser asi. Supongo q no es tan facil todo como dice mi corazon. Supongo q debe ser demasiado bonito para mi. Supongo q no hice nada para ganarme el cielo. Tengo ganas de sentir q lo que he luchado ha servido para algo. Tngo ganas de sentir que te quiero mas que saberlo, quiero que me brillen los ojos porque te veo mirarme. Quiero q me reviente el corazon de vida porq estoy a tu lado

Corazon de mimbre

Lo veia venir. cada vez mas abajo.cada vez mas negro. ahora ya no hay vuelta atras. estoy hundida. de nuevo. revente explote dinamite y me olvide de las promesas de no volver a verme asi.... vuelta a empezar, esto es un jodido bucle.

Algo a cambio

Cuando damos sin esperar nada a cambio, realmente no es cierto porque SI que esperamos. En cierto modo siempre esperamos las GRACIAS, o cuando damos todo por alguien esperamos que la otra persona también sea capaz de hacer algo por nosotros, aunque sea algo mínimo. Quizá no al principio, pero si con el tiempo te cansas de siempre dar y nunca recibir. Y nos gusta. Claro que nos gusta recibir. Nos gusta recibir un gesto, una mirada, una sonrisa, un abrazo, un beso, un "lo siento", un "gracias por todo". Nos gusta porque nos hace sentir mejor, nos hace sentir vivos y a la vez aumenta el sentimiento hacia la otra persona. Nos encanta. Y detestamos darlo todo y no recibir NADA, ni una palabra, nada de nada, porque DUELE. Duele la indiferencia. Y a la larga... el no recibir causa la soledad que nunca queremos que nos acompañe pero que siempre está ahí, aunque no la veamos. Simplemente está ausente, pero está.

Propositos..?

Nuestra recompensa de sobrevivir a las Navidades es el año nuevo, que trae la gran tradición de los propósitos de año nuevo. es duro resistir la oportunidad de un nuevo comienzo, una oportunidad de dejar los problemas del último año en pasado. ¿quién puede determinar cuando termina lo viejo y empieza lo nuevo? no es un día del calendario, ni un cumpleaños, ni el año nuevo. es un suceso, grande o pequeño, algo que nos cambia. lo ideal, sería que nos diera esperanza para una nueva forma de vivir y ver el mundo. dejar que se vayan los viejos hábitos, viejos recuerdos… lo importante es que nunca dejemos de pensar que podemos tener un nuevo comienzo. pero también es importante recordar que entre toda la mierda hay algunas cosas que realmente vale la pena mantener.
Imagen
Q ue difícil se hace a veces seguir respirando. De nuevo esa tristeza que rompe mi cabeza...

.

N ecesito que aparezcas de repente y me digas que matarías monstruos por mí. ©

Esperar...

No voy a desesperar, me digo una y otra vez hasta creérmelo. No lo haré porque a todo el mundo le llega su momento. Hay que saber esperar, sé que no es fácil, que es normal tener dudas, es normal preguntarse cada día si realmente merece la pena esforzarse tantísimo sin encontrar ni una pizca de recompensa, por pequeñita que sea. Pero esto es así, y yo lo supe desde el minuto en que decidí empezar a luchar por esto. Ahora toca esperar y seguir intentándolo. Tengo que aprender, tengo que aprender cada día, y no obsesionarme con si sonará o no el teléfono hoy. Porque lo más probable es que hoy no suene, ni mañana, ni pasado. Y quizá no suene en años. Pero algún día sonará. Y no me pregunten como, ni cuando, ni quién será, porque no lo sé. Sólo sé que sonará. Sonará si yo aún quiero que suene. Llegará. Llegará porque todo lo que hago cada día esta relacionado con esto, llegará porque no pienso en nada más, porque cada gota de esfuerzo, cada lágrima, cada gesto, está dirigido a un mismo fin

Me.

Dicen que siempre anda un poco despistada, como si viviera en otro lugar que no tuviera nada que ver con la realidad. Dicen que a menudo sonríe sin motivo, y que anda siempre con el corazón a flor de piel. Dicen que no se entera de nada, que es un poco rara. Que no sigue una regla estricta, pero tampoco la sobrepasa. Dicen que es simpática y antipática. Incluso algunos se atreven a tacharla de prepotente, ignorando que no es más que una mujer con las ideas muy claras. Y es que ella no es rara, y aunque parezca que siempre va por otro lado, se entera de todo. No es antipática, es sólo que no le gusta perder el tiempo. Trata a las personas con el mismo cuidado que trata a sus libros, pues reconoce que ambos pueden llegar a ser igual de interesantes. Y como si de un libro se tratara, relee una y otra vez las miradas con las que se cruza día tras día, y cuando se aprende la historia de memoria, se despide de una forma tan sútil que nadie se da cuenta realmente de que se acaba de marchar. S

Obligados a ser Libres

Tiene que doler que una hija se te haga mayor. Y yo lo comprendo. Para mi madre no debe ser agradable saber que su hija se levanta y se acuesta cada día pensando en otra ciudad, pensando en una carrera (de vida) que no tiene un trabajo garantizado como más o menos lo puedan tener las de sus amigas. Tiene que ser difícil pensar que su hija podría haber decidido ser empresaria o abogada, y no entender por qué se ha enamorado de algo que, a su modo de ver, no trae nada bueno. Tiene que estar rodeada de impotencia, yo la huelo cada vez que me acerco a ella, porque sabe que en otra época podría haberme impedido decidir, pero a estas alturas sólo tiene dos opciones: apoyarme o ignorarlo y apartarse a un lado. Pero es que crecer en el siglo XX no es fácil. No es fácil porque lo tenemos todo, y esto incrementa nuestras posibilidades a la hora de elegir. Hay que tomar muchísimas decisiones siendo consciente en todo momento de que, a la larga, traeran consecuencias, y dependiendo de lo que elija

No quiero.

Estoy cansada. Actúo porque tengo que hacerlo, porque sé que si muevo ficha todo va a ir mejor que si me quedo quieta. Ya ni siquiera tengo ganas de escribir. Es como si quisiera echarme a un lado, desde que me levanto hasta que me acuesto, me es más cómodo estar a la izquierda. Y yo no soy así. Me da asco el victimismo, las personas que se autocompadecen de sí mismas, porque creo que nuestra gran oportunidad es la vida, y si no damos el máximo es que estamos locos. Ahora soy yo la que se comporta de una manera patética. Jamás había estado así, al menos no durante tanto tiempo. Me gusta la vida, y me gusta mi manera de vivirla. Sé que podría hacer más cosas de las que hago, pero también sé que tengo que aprender a esperar. Es sólo que no me apetece levantarme por las mañanas, pero entre las sábanas también me siento incómoda. La sensación es parecida a echar de menos, creo. Es como si todo lo que toco, pesara más. Como si cada peldaño al que me agarro, fuera débil y tuviera que andar c

SONRIE...

Me empeño en sonreír aunque mis lágrimas pidan a voces que quieren salir. Me empeño en sonreír porque, al fin y al cabo, es lo que me va a servir para conseguir mis propósitos, mis objetivos y los sueños que son posibles de alcanzar. Me empeño en sonreír porque creo que es el camino y porque a pesar del frío, de mis labios cortados o de mi mandíbula tiritando, una sonrisa puede recompensar una caída. Me empeño en sonreír porque llorar es demasiado fácil. Me empeño en sonreír porque ahora mismo es lo que me hace sentir viva, lo que me hace sentir bien después de tanto esfuerzo, y porque es superior a todo independientemente de si duele o no. Pero a veces no basta con empeñarse en sonreír, hay que hacerlo. Y yo sonrío porque estoy aquí, y estoy aquí para sonreír, para VIVIR. He dejado de creer en los demás para empezar a creer en mí misma.

Ni quien soy..

Estoy cansada. Ni paciencia, ni ganas, ni nada. Que este no es mi sitio, que no me encuentro, que no sé quién soy, ni quién quiero ser. Y ahora que estoy en la cama, en mi casa, escucho la madera crujir y me acuerdo de cuando aún no existían ni mis ganas, ni mis pensamientos, ni mis teorías acerca de lo fácil o difícil que es vivir, o no vivir. Porque hay veces en las que merece la pena no vivir, o al menos, no subirse al mundo de las prisas, los autobuses, el reloj que cuenta nuestras horas y las luces que marcan un destino que no está hecho para mí. Esta vida no es mía, y del egoísmo de mis pasos está el aprender a vivir sabiendo que no gano, ni pierdo. Que mis ganas no deberían ser así. Que no sé quién soy. Y que da miedo pensar en la posibilidad de no poder llegar a saberlo nunca. Hay días, o noches, temporadas o décadas, que no sirven de nada. Si no, que se lo digan a los que morían de peste en la Edad Media. Que de ellos nadie se acuerda.

Silencios.

Incluso los silencios son a veces más elocuentes que cualquier palabra. Cuando llegamos a los silencios, es porque no queda nada. Me he esforzado para que siempre sonase música relajante en el ambiente y que los silencios incómodos no existiesen. Ahora soy yo misma la que los impone, por encima de todo, por aquello de sonar elocuente. Pero ya estoy cansada, mental y emocionalmente. Que le den a la elocuencia, que yo me quedo en casa… Y a ti te hago un huequito… Que no me gusta estar sola en casa.
"De lo que tengo miedo es de tu miedo." William Shakespeare.

Salidas

Hay momentos en que solo quieres que no ocurra nada. Que pase el tiempo, que se acabe el agotamiento. Momentos en que lo último que quieres es tomar decisiones. Pero de pronto el mundo se empeña en que lo hagas. Y aparecen opciones. Una, dos, tres, una más. Y te ponen plazos. Y no entienden nada. Tortilla, ¿con o sin cebolla?. Y ni siquiera tienes hambre.

Hacia arriba

Dicen que hay que creer en ciertos seres humanos. Creo que todos estamos llenos de días que se escapan y siempre hay alguien que no tiene mucho que hacer y se queda en casa. Quitarse los zapatos es típico de creer en milagros mundanos para evitar el frío, para evitar pasarse mañanas enteras desgastadas metidos en la cama con los ojos como platos pensando en cómo cayeron los mitos más míticos. A veces lloramos de vicio y nos volvemos náufragos de lágrimas ajenas. Nos pasamos la vida mandando mensajes en clave y aguantamos la respiración cuando nos utilizamos los unos a los otros para poder entender la información extranatural. Cuando acabamos medio muertos en la barra de cualquier bar dicen que la resaca del día después es como si te clavasen un clavo ardiendo en toda la mitad del alma. Hay noches en que nos olvidamos de todo y dejamos el corazón deportado allá donde no se pueden oír voces ni coronar días normales por días especiales. Otras veces nos rompen el corazón y pensamos en todo
"Los amigos imaginarios que tuve de ni ñ o me abandonaron porque sus amigos cre í an que yo no exist í a".

Quizás

Después de algo más de dos meses seguimos jugando al escondite. Aquel absurdo apagón terminó con el silencio y comenzó un juego a distancia lleno de quizás. Correos que se cruzan con indeterminaciones de futuros próximos que nunca se concretan. ¿Mañana?, me viene mal, ¿la semana que viene?, bueno, tal vez ... quizás. A veces, casi nos rozamos en medio del juego, a punto de encontrarnos. Cedo un poco, me autoengaño con dejar de jugar y normalizar esta situación idiota que nos rodea. Con regresar al pasado, sin complicaciones, sin miedo a que se vaya la luz, tan sólo reírnos y que me cuentes como va, nada más. Y entonces llegas tú y me despiertas. Doy marcha atrás. Y ya no sé si por mucho que me enfade, el problema es que yo tampoco puedo volver atrás. O si no quiero. Otras veces, justo en ese momento en que el juego parece terminar eres tú el que corre en otra dirección . Te observo sorprendida advertirme que no vuelva a desaparecer mientras te das media vuelta. Como si se pudiese, oja

Navegando

Imagen
Érase una vez un hombrecillo de pijama blanco que viajaba en un asteroide a través del espacio. Un día, el hombrecillo de pijama blanco observó que otro objeto se dirigía hacia su asteroide y pronto colisionarían. Pero aquel hombrecillo que era un ser decidido e intrépido, decidió no quedarse a esperar a que ocurriese. Se montó en su cohete oxidado y se dirigió veloz a esa extraña roca que se acercaba a su hogar. Allí descubrió nuevos seres y costumbres. Descubrió nuevos mundos y paisajes. Descubrió nuevas formas de vida. Se adentró en lugares totalmente nuevos para él donde vió y aprendió. Y así, gracias a su largo viaje, consiguió cambiar el rumbo de las cosas. Sólo marchándose muy muy lejos, a otros lugares extraños, consiguió salvar su propio hogar. Y regresar. El caso es que hoy no tenía ganas de contar, pero esto me gustó. Creo que simple es la palabra.

Recuerdos

Imagen
"Mientras dura la mala racha, pierdo todo. Se me caen las cosas de los bolsillos y de la memoria: pierdo llaves, lapiceras, dinero, documentos, nombres, caras, palabras. Yo no sé si será gualicho de alguien que me quiere mal y me piensa peor, o pura casualidad, pero a veces el bajón demora en irse y yo ando de pérdida en pérdida, pierdo lo que encuentro, no encuentro lo que busco, y siento mucho miedo de que se me caiga la vida en alguna distracción". A veces, a mí también me da miedo pensar que se me van cayendo las cosas de la memoria por ahí. Dicen algunos que es peligroso aferrarse a los recuerdos, pero la verdad, a mí me aterroriza perder algunos. Estoy segura de que no hay nada como los recuerdos antiguos para desear formar nuevos. Los guardo en cajas, en bolsillos, en las paredes... y supongo que esa es la razón principal por la que en ocasiones escribo ciertas cosas, para no olvidarlas. En cambio, otras veces, en plena calle, imágenes que no sabía almacenadas me asalt

Estos dias...

Estos días se han vuelto más grises, más lluviosos, más coherentes. Días para permanecer en casa bajo las mantas, lejos del mundo. Días para intentar huir del viento, de la vida, de la falta de sentido, para huir del frío interior que se niega a marcharse. Días que recuerdan a otros días que ya fueron. Cerrar la puerta, apagar el teléfono, evitar a los vecinos, desaparecer. Días para protegerse de uno mismo.

Navidad, otra vez.

Otra vez es Navidad. No puedo evitarlo, no termina de gustarme la Navidad. En realidad una cree que podrá hacer como si no existiese, como si solo fuese un período más de El Corte Inglés, pero la verdad es que al final logra colarse por todas partes y queda ese regusto melancólico a no sé qué. Será esa sensación obligada de ser feliz, ese marco de luces que se coloca en torno nuestro esperando que el paisaje sea perfecto, pero lo cierto es que no lo es. Cuando una no encuentra su sitio y se siente perdida no sabe que cara poner en esta postal invernal repleta de turrones y gordos vestidos de rojo, las facciones se contraen y solo queda una mueca forzada, un signo más de que el paisaje no es el esperado. La tristeza, la decepción, la soledad no encajan bien en esta postal, yo tampoco encajo bien en ella. Todos ustedes parecen felices... ...Y sonríen, a veces, cuando hablan.Y se dicen , incluso, palabras de amor. Pero se aman de dos en dos para odiar de mil en mil. Y guardan toneladas de

Absurdo

Hoy alguién ha vuelto a decirme que soy rara . Rara, extraña, cuánto menos peculiar. En ocasiones, es sólo un comentario cariñoso por parte de mis amigos, otras veces es una broma a medias y muchas otras, es un dedo que me señala acusador. Tal vez tengan razón, tal vez yo soy la rara, la sin pareja, sin hipoteca, sin planes, sin ganas de hipoteca, la que ha dejado su trabajo por las buenas, la que a veces desaparece del mundo, la que siempre camina sola, la misántropa que de pronto, echa de menos a gente que no conoce, a gente que tal vez nunca conocerá..., todas esas razones que argumentáis. Es una estúpidez, lo sé, me encanta que haya gente diferente, pero últimamente me duele más cuando escucho esa palabra, rara. Es como remover una herida que me recuerda que no encajo en ninguna parte, que no encuentro mi lugar y que, muy probablemente nunca lo haré. Es una especie de certificado de extranjería en este planeta, un recuerdo de que en muchas ocasiones ni siquiera hablamos el mismo i
Algunos días son como estar en una sala repleta de gente donde la única que no tiene asiento soy yo.
Mi corazón de trapo... te lo voy a regalar.

Solo habla..

Comunicación. Es lo primero que aprendemos en esta vida. Lo gracioso es que, en cuanto crecemos, nos aprendemos las palabras y empezamos a hablar y a darnos cuenta de lo difícil que es saber qué decir. O cómo pedir lo que realmente necesitamos. Al finalizar el día, hay cosas de las que no puedes evitar hablar. Cosas que no queremos oír, y cosas que decimos porque no podemos callárnoslas más. Hay cosas que son más de lo que decimos, son lo que hacemos. Cosas que decimos porque no nos queda otra. Cosas que nos guardamos para nosotros mismos. Y, no siempre, pero de vez en cuando, cosas que simplemente hablan por sí mismas. Anatomía de Grey. Hay demasiadas cosas que hablan por sí mismas...

Diciembre

Hay cosas que pasan por nuestra vida, como un huracán que arrasa con la inocencia que aún quedaba, pese a los intentos de los demás hasta entonces de asesinarla a base de verdades, que por entonces dolían y seguirán doliendo por mucho que pasen los años. Hay cosas, que siempre duelen, y punto. Cabe preguntarse cuándo fue el momento exacto en que empiezas a hacerte fuerte, casi fría y calculadora, quizás aprendes a mirar sin mirar y a hacer que las cosas sean fáciles cuando en verdad todo es complejo, hasta tal punto, que el gris se apodera de todo, dejando al blanco y al negro sin poder de participación. De repente y sin quererlo llega ese día en que alguien aparece como de la nada y destruye lo puro de tu alma, aún perdida y empeñada en que, de vez en cuando, la suerte se encarga de sonreírnos sin más, sólo a veces, cuando dicen que la razón no mira. Lo que llegó a ser ilusión se convirtió en pesadilla, y supones, que esto volverá a pasar unas cuantas veces más a lo largo del camino,
La gente habla de todo pero no dicen nada. Me cansan. La gente ahora sabe de todo, pero no sabe nada. Me agotan. ¿Qué es el cansancio comparado a la felicidad que a veces me busca y consigue encontrarme? Nada. Si decidiésemos por una vez vivir nuestras vidas sin machacar al de al lado creo que al final conseguiríamos mirarnos a los ojos y sonreír sin más, y quedarnos con lo bueno, con la parte buena, que puedo prometer, que después de tanto tiempo, existe. Por otra parte, claro que las cosas cambian. Las personas se distancian, nos hacemos de otra pasta, de otro material, quizás más duro para aguantar los temporales que nos dan la vuelta a las sonrisas en los días grises y los días de calor extremo, por si acaso después llega el frío y nos quedamos como estábamos. Independientemente de eso, la vida es cambiante. Nada es estático, ni si quiera mi mirada. Hace cuestión de meses nunca pensé que lograría mirar de varias formas a la vez. Pero sí, soy capaz. Soy nada y lo soy todo cada vez q