Silencios.

Incluso los silencios son a veces más elocuentes que cualquier palabra.

Cuando llegamos a los silencios, es porque no queda nada. Me he esforzado para que siempre sonase música relajante en el ambiente y que los silencios incómodos no existiesen.
Ahora soy yo misma la que los impone, por encima de todo, por aquello de sonar elocuente. Pero ya estoy cansada, mental y emocionalmente. Que le den a la elocuencia, que yo me quedo en casa…
Y a ti te hago un huequito… Que no me gusta estar sola en casa.

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