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Mostrando entradas de febrero, 2025

Cierra o abre

  Cuando una puerta se cierra, otra se abre. Nos lo graban a fuego desde pequeños y, quizás, de alguna manera es una sentencia sanadora; nos alimenta de esperanza, creyendo así que tras una despedida siempre viene algo mejor. Lo que ocurre muchas veces es que somos nosotros mismos quienes nos empeñamos en dejar la puerta entre abierta, con la llave a medio a echar, esperando a que se vuelva (o la vuelvan) a abrir de nuevo. A veces, son los otros quienes se empeñan en no cerrarla del todo, pero sin atreverse a abrirla de par en par, de cruzar el umbral y pasar a nuestro lado. Dejando abierta una puerta maltrecha, que ya no encaja como antaño; como si la manilla no terminara de funcionar del todo; como esas puertas que requieren de una destreza casi mágica para poder abrirlas sin quedarnos con el pomo en la mano. Siempre he sido de las que se niega a cerrar puertas, aún a sabiendas de que otras mejores se abrirán; aún a sabiendas de que hay ventanas, mucho más pequeñas y sencillas, p...

La vida sigue.

  ¿No te quiere? ¡Pues él se lo pierde! Ya… lo sabemos. Es mucho más fácil decirlo que hacerlo. De hecho, seguro que le has dicho eso mismo a alguna amiga en más de una ocasión.  Ánimo, tía. Si no te quiere, él se lo pierde. Pero ahora es diferente,  ahora eres tú la que sufre por amor. O por desamor, mejor dicho. Por rechazo. Porque se acabó, ya no te quiere. Caray, duele . No cabe duda de que se pasa mal. A veces se pasa muy pero que muy mal. Pero, eh, ya está. Basta de autocompadecerse. De esto se sale y vas a empezar a hacerlo ya. Sal del agujero en el que te hayas metido, levanta la cabeza y sigue nadando, como diría Dory. Lo cual nos viene al pelo, porque será por peces en el mar. Espera, ese es otro topicazo del que quizá mejor deberías huir, ahora que lo pienso. No es momento de centrarse en salir a conocer a otros peces.  Es momento de que recuerdes que, si hay un pez que merece la pena, ese eres tú, amiga. Porque ese es el primer paso: NO TE CULPES.  N...

Duelo.

  Cada vez que algo cambia en nuestras vidas necesitamos un proceso de asimilación y cuando es una situación delicada como puede ser una ruptura, sentimental o extrapolable también a una relación de amistad, necesitamos algo más que la asimilación. Necesitamos, como cuando nos enfrentamos a la muerte, pasar por un proceso  de duelo antes de poder llegar a la asimilación.   Nos acostumbramos a compartir momentos muy importantes de nuestra vida con alguien y cuando se rompe la relación tenemos que aprender a vivir sin esa persona. La relación se acaba, ya no existe y para nuestro cerebro es un shock, las rutinas que tenías ya no existen, los comportamientos que tenías ya no se repiten y es difícil de aceptar. Tienes que aceptar la tristeza y transitar por el duelo como algo natural para poderte curar, para digerir que tu vida ha cambiado y para poder continuar.  No es sano el forzarnos a actuar como que todo es como siempre, el proponernos estar muy bien muy rápid...