Mi corazón está difuminado, no tiene forma. Cuesta verlo y entenderlo y, sin embargo, a veces late. Sólo a veces. Pero luego le entra el miedo y se pierde, se hace pequeño en mi escritorio. Muy muy pequeño. Tanto que de golpe cabe en la palma de mi mano y tengo que tener cuidado para no estrujarlo porque en él está escrita la palabra que nos une, la misma que a veces nos aleja. En esos momentos el pánico se camufla, se acerca con sigilo para susurrarle que al final siempre tambalea y se cae. Sin embargo hoy, un día cualquiera, sin miedo lo coloco en la yema del dedo y te lo entrego.
No te culpes
Voy a empezar dando un mensaje muy claro: no todos los celos que sentimos son porque tenemos que gestionar algo en nosotras . Y punto. Está muy guay el rollito este "new age" moderno de que los celos son inseguridades propias, falta de autoestima etc. En la mayoría de los casos es así, y está claro que cuanto más trabajemos nuestro crecimiento personal mejor estaremos. Pero los celos son una respuesta del cerebro que lo que busca todo el rato es sobrevivir. Y señoras, amigas, hermanas, en muchas ocasiones tenemos celos porque nuestra pareja está siendo infiel, porque otra persona se está entrometiendo en la relación o porque hay algo que no cuadra. Y PUNTO. Esto es algo que resumió mi psicóloga muy bien cuando tuve el mayor ataque de celos que he tenido nunca, recuerdo bastante bien sus palabras: “No tienes celos porque estés insegura, tienes celos porque esa chica sigue enamorada de tu novio y claramente está compitiendo contigo para conseguirlo”. ...
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TE AMO