Quizas tuve que esperar al tiempo para que él me enseñara la vida. He aprendido que todo es mejor si se afronta con una sonrisa, asique arriesga siempre por lo que mas desees,aunque tengas miedo a perder, aunque puedan salir mal las cosas, pero jamas ganaras si no lo intentas.He aprendido que no hay que destrozar tus sueños porque pienses que alguien ya te los ha destrozado antes, y por mucho que pienses que son solo sueños, todo sueño se puede hacer realidad, y no te limites a mirar hacia atrás, te espera una vida llena de momentos que merecen la pena ser vividos. Quizas solo hace falta creer para poder, cuando piensas que nada es posible,que la mayor parte de las cosas no tiene solución, es cuando nunca podrás conseguir aquello con lo que realmente sueñas, porque si algo puede salir bien saldrá bien, por lo tanto,cree en ti mismo, ya que nadie lo hará por ti.
El día en el que el ginecólogo me dijo...
Hay que ver la de cosas que pueden hacer que una levante un señor complejo nuevo así, de la nada. Un día tienes mil complejos, al siguiente, de pronto, tienes mil uno. Yo, personalmente, llevo a la espalda una mochila enorme llena de las inseguridades que he ido acumulando a lo largo de los años. Y, aunque hay algunas que están íntimamente ligadas a mi carácter, muchas otras nacieron a raíz de algún comentario. Bienintencionado, con verdadera malicia o sin ningún tipo de intencionalidad. Alguien que dice algo, sobre mí o mi cuerpo, y, bum, un nuevo inquilino para la mochila. Pero bueno, aunque no soy capaz de evitar que este tipo de movidas me afecten y me calen hondo, lo que sí puedo hacer es tratar de llevarlo con humor. Sí, soy de esas que van de que todo se lo toman a coña. Nunca es real al 100 %, sin embargo, ayuda a sobrellevar lo que sea que te hace daño. Un poquito. Así que quiero compartir la anécdota con la que nació uno de mis complejos más íntimos. La del día en el que el
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