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Se verá

 A veces me miro y pienso: ¿en qué momento me volví tan intensa? Si antes era la reina del “ya se verá”, la que no tenía prisa por nada. Y mírame ahora, queriendo que todo encaje ya, que la gente diga lo que siente ya, que las cosas salgan bien… ya. Y no, no es impaciencia. Es que la vida me ha dado unos cuantos golpes que me han enseñado que el “ya se verá” a veces no llega nunca. Cuando pierdes a personas que eran tus pilares, te cambia el reloj interno. Ya no cuentas los días igual, porque sabes que cualquier minuto puede ser el último con alguien que te importa. Y claro, te entra la prisa… pero no por llegar antes, sino por sentirlo todo mientras puedas. Yo era la que decía “tranquila, todo llega”. Y ahora soy la que dice “sí, pero que llegue ya, por si acaso”. Y me río, porque a veces me escucho y digo: Ara, relájate, que te vas a marear tú sola. Pero al final me sale natural, porque tengo el corazón lleno de recuerdos que pesan y de ganas que empujan. No quiero correr, lo pro...

Me atrevo

  El secreto está en que el día que veas todas estas cosas, será porque yo hace tiempo que decidí quererme y, en este caso, me quiero contigo. Y en mi concepto de amor, la perfección reside en mostrarme sin adornos y con mis vergüenzas liberadas. Porque solo querré que me quieras si lo haces de verdad. Y es que no quiero que me quieras por lo que muestro de puertas afuera, ni por lo que escondo detrás de una sonrisa bonita. Quiero que me quieras en mis noches más largas, cuando la inseguridad me arañe por dentro, cuando dude de todo y aun así siga intentando estar en pie. Quiero que me quieras en mis silencios incómodos, en mis bromas tontas, en mis despistes y en mis rarezas. Porque ahí es donde habito de verdad, en esa parte que no siempre enseño pero que es la más mía. El amor que yo entiendo no vive en los grandes gestos, sino en lo pequeño. En el café de la mañana, en el abrazo que llega sin avisar, en la mirada que dice “tranquila, estoy aquí” sin necesidad de palabras. ...

Tu luz

 Julio… hoy, como cada día que pienso en ti, siento un vacío inmenso. Dos meses, un mes, un día… y aún no puedo creer que no estés aquí. Que ya no pueda escucharte reír, que no pueda abrazarte ni decirte lo mucho que significas para mí. Perderte duele de una manera que no se puede explicar con palabras, porque eras más que un amigo: eras mi refugio, mi confidente, mi risa en los días grises, mi luz cuando todo parecía oscuro. Es tan difícil imaginar un mundo sin ti… un mundo en el que no me busques para compartir cualquier tontería, para hacerme sonreír con tus ocurrencias, para recordarme que la vida puede ser hermosa aunque duela. Te echo de menos en cada pequeño gesto, en cada rincón que antes estaba lleno de ti, en cada recuerdo que me golpea con fuerza y ternura a la vez. Nunca entenderé del todo tu dolor, ni qué te llevó a marcharte así… y eso duele tanto. Me duele pensar en tu sufrimiento escondido detrás de esa sonrisa que iluminaba todo. Me duele no haber podido abrazarte ...

Chasing cars

Hay canciones que no solo se escuchan, se viven. Chasing Cars es una de ellas. La primera vez que la oí fue en Anatomía de Grey, y desde ese momento algo cambió en mí. Hay una tristeza en ella que me atraviesa, pero no es solo dolor: es emoción pura, es intensidad, es sentir hasta el último rincón del corazón. Cada nota me envuelve, me hace recordar que sentir tanto es vivir de verdad, aunque a veces duela. Cuando la escucho, me siento flotando entre recuerdos, emociones y pequeños instantes que marcaron mi vida. Es como si la canción me dijera que está bien detenerme, mirar a los ojos lo que siento, y simplemente existir en ese momento. Es brutal cómo algo tan simple puede hacer que me derrita y me llene a la vez, que me haga llorar y sonreír al mismo tiempo. Chasing Cars no es solo música: es un espejo donde veo mi vulnerabilidad, mi fuerza, mi capacidad de sentir con todo el corazón. Y aunque sea triste, no quiero que termine nunca, porque me recuerda que estoy viva, que puedo amar,...

💫

  Perder a tu mejor amigo es perder un pedazo de alma. No es solo alguien con quien compartías risas, secretos o días enteros de conversaciones sin fin. Es perder a esa persona que hacía que el mundo fuera más soportable, que convertía lo cotidiano en especial, que era capaz de arrancarte una sonrisa incluso en tus días más oscuros. Cuando tu persona favorita en el mundo se va, todo pierde color. La rutina se siente vacía, las horas se hacen eternas, y cada rincón guarda un recuerdo que duele tanto como consuela. Porque sí, recordar también duele. Es como tener una herida abierta que sangra cada vez que piensas en lo que ya no será. El suicidio deja preguntas que nunca tendrán respuesta. Te rompe por dentro imaginar cuánto tuvo que sufrir en silencio alguien que, por fuera, parecía lleno de vida, alegría y risas. Te castigas pensando si podías haber hecho algo más, si una palabra, un abrazo o una mirada hubieran cambiado su decisión. Pero la verdad es que el dolor que él llevaba ...

Tu sonrisa infinita

  Creo que el problema está en que me gustas demasiado. Y me da miedo quererte como lo estoy haciendo. Me dan miedo las promesas que puede que nunca cumplas.  ¿Qué pasa si me aprendo la manera en la que tus dedos acarician los botones de tu camisa? ¿Y si memorizo tus veinte tipos de media sonrisa?¿O la manera que tienes de abrir la boca cuando digo algo que te gusta? Puede que un día consiga pintar el color exacto de tus ojos cuando me miras. ¿Y entonces qué? ¿Qué pasará cuando sepa tararear la cadencia de tu respiración? ¿Y si tú no te aprendes la forma en la que sonrío cuando algo me da vergüenza? ¿O la forma en la que me muerdo el labio cuando pienso en ti? Porque tengo miedo de querer ser la única que se quede despierta toda la noche por verte amanecer. De que te metas tan dentro mía que luego no sepa sacarte.  Y te juro que intento quererte aquí y ahora, pero necesito pensar que tenemos un beso de buenas noches esperándonos todos los días de nuestra vida. Necesito sa...

Ese dia...

El día que me quieras me pondré zapatillas la mayor parte del tiempo y esos vaquros anchos  que compré hace diez años pero que, por muy desgastados que estén, me hacen sentir estupenda y mas bajita. Ese día verás que cuando me río mucho se me escapa un gruñido de cerdito y la risa de pulgoso y que no siempre me apetece salir a la calle a buscar adrenalina. Te darás cuenta de que no tendré anécdotas emocionantes que contar a diario y que mis preocupaciones las comparto solo con las personas que mas quiero. Nos pelearemos por quien entra antes al baño y te enfadarás por poner el espejo perdido de menear la melena mojada creyéndome una estrella de rock que saco de lo más profundo de mi. El día que me quieras el último trozo de pizza será la guerra y, siéndote sincera, me sentará mal perder :)   La noche de ese día no llevaré ropa de encaje, dormiré con mi pijama de unicornio o de cualquier grupo de musica.. quizá no me desmaquille lo bien que debería. Veremos quien se queda con m...