Chasing cars
Hay canciones que no solo se escuchan, se viven. Chasing Cars es una de ellas. La primera vez que la oí fue en Anatomía de Grey, y desde ese momento algo cambió en mí. Hay una tristeza en ella que me atraviesa, pero no es solo dolor: es emoción pura, es intensidad, es sentir hasta el último rincón del corazón. Cada nota me envuelve, me hace recordar que sentir tanto es vivir de verdad, aunque a veces duela.
Cuando la escucho, me siento flotando entre recuerdos, emociones y pequeños instantes que marcaron mi vida. Es como si la canción me dijera que está bien detenerme, mirar a los ojos lo que siento, y simplemente existir en ese momento. Es brutal cómo algo tan simple puede hacer que me derrita y me llene a la vez, que me haga llorar y sonreír al mismo tiempo.
Chasing Cars no es solo música: es un espejo donde veo mi vulnerabilidad, mi fuerza, mi capacidad de sentir con todo el corazón. Y aunque sea triste, no quiero que termine nunca, porque me recuerda que estoy viva, que puedo amar, extrañar y soñar con todo lo que me haga vibrar
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