....

Hoy sí, necesito gritarlo al mundo.
Me encuentro en ese punto neutro, en el que nada importa. No sé si llamarlo equilibrio, porque es demasiado frágil, demasiado inestable para que permanezca. O llamarlo melasudatodo, pero tampoco, porque en el fondo no es así. Tengo demasiados puntos débiles, y algunos tienen nombre y apellidos, con lo cual tiene más peligro el asunto.
Pero no tengo miedo (voy a saltar). Creo que es la única explicación que se me ocurre.
De lo único que no soy capaz es de esconderme. Tengo mis mecanismos de defensa, pero no soy capaz de mentir sobre lo que pienso o siento. Así que si no queréis escucharlo, mejor ni os acerquéis, porque no os hará falta pedir palabras.
Es gracioso, algunos todavía se creen que me conocen o que están cerca, cuando realmente estoy cada vez más lejos.

Tengo muy clara una cosa, y lo repetiré las veces que haga falta:
Prefiero equivocarme mil veces antes que sentarme a esperar. Y en mi opinión, a eso no se le llama impaciencia, se le llama vida. Tampoco se le llama imprudencia, porque de paciencia quizás no, pero de prudencia voy más que sobrada.

Como conclusión final diré que creo que ya he alcanzado un nivel de locura suficiente para volverme filósofa....

Comentarios

Entradas populares de este blog

El día en el que el ginecólogo me dijo...

Mecánica del corazón

La soledad de las amistades