Cansada de escribir y que todo te suene igual, repetido, a rutina.
De escribir sin decir nada, de hablar de amores platónicos, absurdos, inalcanzables, vividos, espontáneos, sinceros o agotadores. Hablar de ti, de lo nuestro, de lo que pudo y no fue.
De los sinsentidos de mi vida, de los dobles sentidos, cansada de la falta de caricias, de los besos catalogados, de esa luna que todo el mundo promete.
Cansada de recordar los 26 lunares de tu espalda, de las canciones bailadas, de la euforia, de las mentiras constantes que no llevan a ningún sito.
Cansada de pensar que el tiempo lo cura todo, otra mentira, el tiempo no cura nada, y si lo hace, solo se limita a curar todo aquello a lo que hoy en día no le damos importancia, resumiendo: el tiempo precisamente es el que nos hace mas daño (en la gran mayoría de los casos).
Cansada de tus pasadas reflexiones, actúa! (no conocías muy bien esa palabra), de que tu voz siga resonando por aquí dentro, de empeñarme a no vender el trozo de corazón donde tu habitaste.
Vino un vendaval y se llevó todo. Yo que siempre he pensado que era invencible.. pero ahora me doy cuenta de que estamos años luz el uno del otro
Ves, otra historia igual, pero hoy tu solo eres el punto y final de esta pagina.
Cierra o abre
Cuando una puerta se cierra, otra se abre. Nos lo graban a fuego desde pequeños y, quizás, de alguna manera es una sentencia sanadora; nos alimenta de esperanza, creyendo así que tras una despedida siempre viene algo mejor. Lo que ocurre muchas veces es que somos nosotros mismos quienes nos empeñamos en dejar la puerta entre abierta, con la llave a medio a echar, esperando a que se vuelva (o la vuelvan) a abrir de nuevo. A veces, son los otros quienes se empeñan en no cerrarla del todo, pero sin atreverse a abrirla de par en par, de cruzar el umbral y pasar a nuestro lado. Dejando abierta una puerta maltrecha, que ya no encaja como antaño; como si la manilla no terminara de funcionar del todo; como esas puertas que requieren de una destreza casi mágica para poder abrirlas sin quedarnos con el pomo en la mano. Siempre he sido de las que se niega a cerrar puertas, aún a sabiendas de que otras mejores se abrirán; aún a sabiendas de que hay ventanas, mucho más pequeñas y sencillas, p...
Comentarios