La vida nunca nos da calabazas, sólo oportunidades para aprender a apreciar quienes somos, reconocerlo y elevarnos por encima de la ceguera de los demas.
Cuando una puerta se cierra, otra se abre. Nos lo graban a fuego desde pequeños y, quizás, de alguna manera es una sentencia sanadora; nos alimenta de esperanza, creyendo así que tras una despedida siempre viene algo mejor. Lo que ocurre muchas veces es que somos nosotros mismos quienes nos empeñamos en dejar la puerta entre abierta, con la llave a medio a echar, esperando a que se vuelva (o la vuelvan) a abrir de nuevo. A veces, son los otros quienes se empeñan en no cerrarla del todo, pero sin atreverse a abrirla de par en par, de cruzar el umbral y pasar a nuestro lado. Dejando abierta una puerta maltrecha, que ya no encaja como antaño; como si la manilla no terminara de funcionar del todo; como esas puertas que requieren de una destreza casi mágica para poder abrirlas sin quedarnos con el pomo en la mano. Siempre he sido de las que se niega a cerrar puertas, aún a sabiendas de que otras mejores se abrirán; aún a sabiendas de que hay ventanas, mucho más pequeñas y sencillas, p...
Esta es la historia de la más breve de mis relaciones, pero también de la que terminó, al menos para mí, de manera más confusa. Ya había tenido problemas anteriormente a causa de mi bisexualidad con algunos de los chicos con los que había estado. Lo que no podía imaginarme era que quien llegaría a dejarme por ello sería una chica, la primera y última chica con la que he llegado a tener una relación de pareja. Debo decir que creo que no fue el único motivo por el que decidió no continuar conmigo. Nos habíamos conocido por internet, teníamos una relación a distancia y las cosas no eran fáciles. No nos podíamos permitir vernos tan a menudo como nos hubiera gustado, pues vivíamos a casi tres horas en coche. Ninguna de las dos contaba con vehículo propio y ella vivía en un pueblo al que llegaban pocos autobuses. Pero no sé, podría haber alegado otro motivo para cortar conmigo que el de mi orientación sexual. Me cayó bien, empecé a seguirla y ella a mí y a raíz de eso empezamos ...
El día que me quieras me pondré zapatillas la mayor parte del tiempo y esos vaquros anchos que compré hace diez años pero que, por muy desgastados que estén, me hacen sentir estupenda y mas bajita. Ese día verás que cuando me río mucho se me escapa un gruñido de cerdito y la risa de pulgoso y que no siempre me apetece salir a la calle a buscar adrenalina. Te darás cuenta de que no tendré anécdotas emocionantes que contar a diario y que mis preocupaciones las comparto solo con las personas que mas quiero. Nos pelearemos por quien entra antes al baño y te enfadarás por poner el espejo perdido de menear la melena mojada creyéndome una estrella de rock que saco de lo más profundo de mi. El día que me quieras el último trozo de pizza será la guerra y, siéndote sincera, me sentará mal perder :) La noche de ese día no llevaré ropa de encaje, dormiré con mi pijama de unicornio o de cualquier grupo de musica.. quizá no me desmaquille lo bien que debería. Veremos quien se queda con m...
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