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Mostrando entradas de 2025

Se verá

 A veces me miro y pienso: ¿en qué momento me volví tan intensa? Si antes era la reina del “ya se verá”, la que no tenía prisa por nada. Y mírame ahora, queriendo que todo encaje ya, que la gente diga lo que siente ya, que las cosas salgan bien… ya. Y no, no es impaciencia. Es que la vida me ha dado unos cuantos golpes que me han enseñado que el “ya se verá” a veces no llega nunca. Cuando pierdes a personas que eran tus pilares, te cambia el reloj interno. Ya no cuentas los días igual, porque sabes que cualquier minuto puede ser el último con alguien que te importa. Y claro, te entra la prisa… pero no por llegar antes, sino por sentirlo todo mientras puedas. Yo era la que decía “tranquila, todo llega”. Y ahora soy la que dice “sí, pero que llegue ya, por si acaso”. Y me río, porque a veces me escucho y digo: Ara, relájate, que te vas a marear tú sola. Pero al final me sale natural, porque tengo el corazón lleno de recuerdos que pesan y de ganas que empujan. No quiero correr, lo pro...

Me atrevo

  El secreto está en que el día que veas todas estas cosas, será porque yo hace tiempo que decidí quererme y, en este caso, me quiero contigo. Y en mi concepto de amor, la perfección reside en mostrarme sin adornos y con mis vergüenzas liberadas. Porque solo querré que me quieras si lo haces de verdad. Y es que no quiero que me quieras por lo que muestro de puertas afuera, ni por lo que escondo detrás de una sonrisa bonita. Quiero que me quieras en mis noches más largas, cuando la inseguridad me arañe por dentro, cuando dude de todo y aun así siga intentando estar en pie. Quiero que me quieras en mis silencios incómodos, en mis bromas tontas, en mis despistes y en mis rarezas. Porque ahí es donde habito de verdad, en esa parte que no siempre enseño pero que es la más mía. El amor que yo entiendo no vive en los grandes gestos, sino en lo pequeño. En el café de la mañana, en el abrazo que llega sin avisar, en la mirada que dice “tranquila, estoy aquí” sin necesidad de palabras. ...

Tu luz

 Julio… hoy, como cada día que pienso en ti, siento un vacío inmenso. Dos meses, un mes, un día… y aún no puedo creer que no estés aquí. Que ya no pueda escucharte reír, que no pueda abrazarte ni decirte lo mucho que significas para mí. Perderte duele de una manera que no se puede explicar con palabras, porque eras más que un amigo: eras mi refugio, mi confidente, mi risa en los días grises, mi luz cuando todo parecía oscuro. Es tan difícil imaginar un mundo sin ti… un mundo en el que no me busques para compartir cualquier tontería, para hacerme sonreír con tus ocurrencias, para recordarme que la vida puede ser hermosa aunque duela. Te echo de menos en cada pequeño gesto, en cada rincón que antes estaba lleno de ti, en cada recuerdo que me golpea con fuerza y ternura a la vez. Nunca entenderé del todo tu dolor, ni qué te llevó a marcharte así… y eso duele tanto. Me duele pensar en tu sufrimiento escondido detrás de esa sonrisa que iluminaba todo. Me duele no haber podido abrazarte ...

Chasing cars

Hay canciones que no solo se escuchan, se viven. Chasing Cars es una de ellas. La primera vez que la oí fue en Anatomía de Grey, y desde ese momento algo cambió en mí. Hay una tristeza en ella que me atraviesa, pero no es solo dolor: es emoción pura, es intensidad, es sentir hasta el último rincón del corazón. Cada nota me envuelve, me hace recordar que sentir tanto es vivir de verdad, aunque a veces duela. Cuando la escucho, me siento flotando entre recuerdos, emociones y pequeños instantes que marcaron mi vida. Es como si la canción me dijera que está bien detenerme, mirar a los ojos lo que siento, y simplemente existir en ese momento. Es brutal cómo algo tan simple puede hacer que me derrita y me llene a la vez, que me haga llorar y sonreír al mismo tiempo. Chasing Cars no es solo música: es un espejo donde veo mi vulnerabilidad, mi fuerza, mi capacidad de sentir con todo el corazón. Y aunque sea triste, no quiero que termine nunca, porque me recuerda que estoy viva, que puedo amar,...

💫

  Perder a tu mejor amigo es perder un pedazo de alma. No es solo alguien con quien compartías risas, secretos o días enteros de conversaciones sin fin. Es perder a esa persona que hacía que el mundo fuera más soportable, que convertía lo cotidiano en especial, que era capaz de arrancarte una sonrisa incluso en tus días más oscuros. Cuando tu persona favorita en el mundo se va, todo pierde color. La rutina se siente vacía, las horas se hacen eternas, y cada rincón guarda un recuerdo que duele tanto como consuela. Porque sí, recordar también duele. Es como tener una herida abierta que sangra cada vez que piensas en lo que ya no será. El suicidio deja preguntas que nunca tendrán respuesta. Te rompe por dentro imaginar cuánto tuvo que sufrir en silencio alguien que, por fuera, parecía lleno de vida, alegría y risas. Te castigas pensando si podías haber hecho algo más, si una palabra, un abrazo o una mirada hubieran cambiado su decisión. Pero la verdad es que el dolor que él llevaba ...

Tu sonrisa infinita

  Creo que el problema está en que me gustas demasiado. Y me da miedo quererte como lo estoy haciendo. Me dan miedo las promesas que puede que nunca cumplas.  ¿Qué pasa si me aprendo la manera en la que tus dedos acarician los botones de tu camisa? ¿Y si memorizo tus veinte tipos de media sonrisa?¿O la manera que tienes de abrir la boca cuando digo algo que te gusta? Puede que un día consiga pintar el color exacto de tus ojos cuando me miras. ¿Y entonces qué? ¿Qué pasará cuando sepa tararear la cadencia de tu respiración? ¿Y si tú no te aprendes la forma en la que sonrío cuando algo me da vergüenza? ¿O la forma en la que me muerdo el labio cuando pienso en ti? Porque tengo miedo de querer ser la única que se quede despierta toda la noche por verte amanecer. De que te metas tan dentro mía que luego no sepa sacarte.  Y te juro que intento quererte aquí y ahora, pero necesito pensar que tenemos un beso de buenas noches esperándonos todos los días de nuestra vida. Necesito sa...

Ese dia...

El día que me quieras me pondré zapatillas la mayor parte del tiempo y esos vaquros anchos  que compré hace diez años pero que, por muy desgastados que estén, me hacen sentir estupenda y mas bajita. Ese día verás que cuando me río mucho se me escapa un gruñido de cerdito y la risa de pulgoso y que no siempre me apetece salir a la calle a buscar adrenalina. Te darás cuenta de que no tendré anécdotas emocionantes que contar a diario y que mis preocupaciones las comparto solo con las personas que mas quiero. Nos pelearemos por quien entra antes al baño y te enfadarás por poner el espejo perdido de menear la melena mojada creyéndome una estrella de rock que saco de lo más profundo de mi. El día que me quieras el último trozo de pizza será la guerra y, siéndote sincera, me sentará mal perder :)   La noche de ese día no llevaré ropa de encaje, dormiré con mi pijama de unicornio o de cualquier grupo de musica.. quizá no me desmaquille lo bien que debería. Veremos quien se queda con m...

Lo que llevas dentro

Hola, princesa. Soy yo, tu voz de la conciencia/hada madrina/cangrejo cubano/como quieras llamarme. Y vengo a recordarte unas cuantas cosas de princesa que tal vez este mundo extraño te haya hecho olvidar. Punto 1. Eres una princesa.  En concreto, eres la princesa de tu propio cuento: tu vida. No la reina, aún no, porque te estoy recordando que eres una princesa. Cuando asumas que eres una princesa, podrás ser reina. Y salvar a tu pueblo (o civilización perdida oculta bajo el mar) de unos mercenarios que buscan el cristal que os da la vida para venderlo al mejor postor. No es necesario que el cristal se aloje en ti como en Kida. Punto 2. Eres asombrosa y maravillosa en todo lo que haces.  Porque así son las princesas auténticas. Eso es así. Así que deja de quejarte y de pensar que no vales o no haces las cosas bien. Porque eres. Una. Maldita Princesa. ¿Acaso Mia Thermopolis es perfecta? ¡Es torpe como ella sola! ¡Y por eso es absolutamente genial, espontánea y divertida! Tus c...

Pánico

 E l desamor puede provocar dolor físico . El problema es que no se cura con ibuprofeno . Me he sentido sola, dolida, enfadada, y sobre todo acojonada al conocer a alguien nuevo. Una parte de ti te dice que es pronto, que no te arriesgues, pero tienes ganas de volver a emocionarte cuando te dan los buenos días. Esa ilusión no se paga con dinero. ¿Y si te hace daño? ¿Y si de repente desaparece? ¿Y si empezáis a salir y al año se da cuenta de que ya no te quiere? ¿Y si le dejas de querer tú?  Putos “y si…”, causan más dolor que el desamor . Decía mi padre, un hombre muy sabio, que preocuparnos no sirve de nada. Si tiene solución, ya la encontraremos. Si no tiene solución, darle vueltas no servirá de nada. La vida es incertidumbre. Puedes empezar a salir con el tío perfecto y que resulte ser un cabrón, o que de repente alguien por el que no dabas un duro se convierta en la persona perfecta para ti. No lo sabes y no vas a adivinarlo dándole vueltas. La respuesta sólo te la dará el...

¿En serio?

Imagen
  Esta es la historia de la más breve de mis relaciones, pero también de la que terminó, al menos para mí, de manera más confusa.   Ya había tenido problemas anteriormente a causa de mi bisexualidad con algunos de los chicos con los que había estado. Lo que no podía imaginarme era que quien llegaría a dejarme por ello sería una chica, la primera y última chica con la que he llegado a tener una relación de pareja. Debo decir que creo que no fue el único motivo por el que decidió no continuar conmigo. Nos habíamos conocido por internet, teníamos una relación a distancia y las cosas no eran fáciles. No nos podíamos permitir vernos tan a menudo como nos hubiera gustado, pues vivíamos a casi tres horas en coche. Ninguna de las dos contaba con vehículo propio y ella vivía en un pueblo al que llegaban pocos autobuses. Pero no sé, podría haber alegado otro motivo para cortar conmigo que el de mi orientación sexual. Me cayó bien, empecé a seguirla y ella a mí y a raíz de eso empezamos ...

Pitonisa

  Hace unos años,   yo andaba a vueltas con un exnovio que me traía por la calle de la amargura . Creía que era el amor de mi vida. Todo el mundo decía que hacíamos buena pareja y aventuraba que acabaríamos juntos, pero discutíamos constantemente. Yo tendría unos 22 años y, joven e inexperta, pensaba que aquello era normal, pero que el poder de nuestro amor podría con todo. Rompimos y volvimos varias veces.  En una de aquellas etapas de separación, a mí me comía la incertidumbre porque él tenía un físico y una personalidad que solía gustar . Había una chica que estaba más pendiente de él que las demás, y a mí me estaba comiendo la ansiedad. Es verdad que sentía incertidumbre, sí, pero no fue por eso por lo que acepté a acompañar a una amiga a una pitonisa que ella conocía, en un barrio chungui de la ciudad. Ella también acababa de terminar con su ex, y yo  decidí que las risas que nos echaríamos serían una buena  distracción . Me acordaba de las sesiones de taro...

Los tres corazones

  Me encantaría deciros que la teoría es mía, que se me ha ocurrido a mí y que tengo un nivel de sabiduría humana tan alto que cosas como estas salen de mi cabeza, pero os mentiría. Todo este viene de una teoría que tiene un señor llamado Chéjov y que él la aplica al mundo de la interpretación, pero es que a mí me gusta aplicarla a la vida, porque creo que sirve para todos los seres humanos del mundo mundial.  Él lo llama ‘los tres centros’, pero a mí me gusta muchísimo más llamarlo los tres corazones, porque una es romántica desde que nació . Pues bien, la teoría de los tres corazones lo que viene a decir es que todas las personas tenemos tres centros, tres lugares desde los que sentir, pensar y amar. El primer centro es la cabeza, el segundo centro es el corazón y el tercer centro son las vísceras. Cada uno ama a su manera, tiene sus propiedades, sus causas y sus consecuencias. El primero habla de la inteligencia, de la conexión en la conversación, del conocimiento, de la sa...

20 mentiras piadosas...

  No sé por qué, pero las chicas tenemos tendencia a crear tramas e historias sin sentido a todas las excusas o silencios de los chicos cuando estamos en fase de cortejo, o en fase novios primerizos o en cualquier fase de la relación, para qué nos vamos a engañar. Y yo  estoy segura de que todas sabemos que no son ciertas , pero las seguimos diciendo, o consolando a  nuestras amigas con ellas cuando nos hacen la gran pregunta por el chat de grupo:  “Tías no me  llama ¿Por qué?” .  Ahí en ese instante desatamos toda nuestra imaginación, más todo lo que hemos visto en Disney y en las pelis de amor juntas, y creamos teorías imposibles, pero que siempre nos sirven para calmar la desesperación de nuestra amiga que no quiere escuchar la verdad, ni tu decírsela, porque sería meter el dedo en la llaga. Así es que siempre es mejor inventarse una excusa y  mentir. Aquí unos ejemplos: 1. No te llama porque se está haciendo el interesante. 2. Yo creo que te tiene ...

Cierra o abre

  Cuando una puerta se cierra, otra se abre. Nos lo graban a fuego desde pequeños y, quizás, de alguna manera es una sentencia sanadora; nos alimenta de esperanza, creyendo así que tras una despedida siempre viene algo mejor. Lo que ocurre muchas veces es que somos nosotros mismos quienes nos empeñamos en dejar la puerta entre abierta, con la llave a medio a echar, esperando a que se vuelva (o la vuelvan) a abrir de nuevo. A veces, son los otros quienes se empeñan en no cerrarla del todo, pero sin atreverse a abrirla de par en par, de cruzar el umbral y pasar a nuestro lado. Dejando abierta una puerta maltrecha, que ya no encaja como antaño; como si la manilla no terminara de funcionar del todo; como esas puertas que requieren de una destreza casi mágica para poder abrirlas sin quedarnos con el pomo en la mano. Siempre he sido de las que se niega a cerrar puertas, aún a sabiendas de que otras mejores se abrirán; aún a sabiendas de que hay ventanas, mucho más pequeñas y sencillas, p...

La vida sigue.

  ¿No te quiere? ¡Pues él se lo pierde! Ya… lo sabemos. Es mucho más fácil decirlo que hacerlo. De hecho, seguro que le has dicho eso mismo a alguna amiga en más de una ocasión.  Ánimo, tía. Si no te quiere, él se lo pierde. Pero ahora es diferente,  ahora eres tú la que sufre por amor. O por desamor, mejor dicho. Por rechazo. Porque se acabó, ya no te quiere. Caray, duele . No cabe duda de que se pasa mal. A veces se pasa muy pero que muy mal. Pero, eh, ya está. Basta de autocompadecerse. De esto se sale y vas a empezar a hacerlo ya. Sal del agujero en el que te hayas metido, levanta la cabeza y sigue nadando, como diría Dory. Lo cual nos viene al pelo, porque será por peces en el mar. Espera, ese es otro topicazo del que quizá mejor deberías huir, ahora que lo pienso. No es momento de centrarse en salir a conocer a otros peces.  Es momento de que recuerdes que, si hay un pez que merece la pena, ese eres tú, amiga. Porque ese es el primer paso: NO TE CULPES.  N...

Duelo.

  Cada vez que algo cambia en nuestras vidas necesitamos un proceso de asimilación y cuando es una situación delicada como puede ser una ruptura, sentimental o extrapolable también a una relación de amistad, necesitamos algo más que la asimilación. Necesitamos, como cuando nos enfrentamos a la muerte, pasar por un proceso  de duelo antes de poder llegar a la asimilación.   Nos acostumbramos a compartir momentos muy importantes de nuestra vida con alguien y cuando se rompe la relación tenemos que aprender a vivir sin esa persona. La relación se acaba, ya no existe y para nuestro cerebro es un shock, las rutinas que tenías ya no existen, los comportamientos que tenías ya no se repiten y es difícil de aceptar. Tienes que aceptar la tristeza y transitar por el duelo como algo natural para poderte curar, para digerir que tu vida ha cambiado y para poder continuar.  No es sano el forzarnos a actuar como que todo es como siempre, el proponernos estar muy bien muy rápid...