Alguna vez os habéis sentido tan tristes, tan tristes, que se os olvidó ya cómo sonreir??


Yo me sabía de memoria lo que tenía que hacer... pero una noche, de pronto... zas. Lo intenté, y ya no me salía. Y ahora ya sólo sabía abrirme los surcos que me salieron en la cara hacía tiempo, y que ya estaban casi cerrados. Abrirlos una y otra vez. Surcos son sabor salado. Agriamargo diría yo.

Sí, impotencia y tristeza máximas. Qué mezcla de sentimientos tan feos, no? Y ya si lo juntamos con el arrepentimiento y la indecisión, para qué contarte...


Mira que recuerdo, y los buenos momentos le ganan con creces a los malos. Pero tus últimas palabras se me han clavado con una púa de cristal en la parte de mi corazón que ya no late. Y no veas cómo duele...






Y ahora, enmedio de este laberinto de caminos y palabras, digo yo: y ahora qué? qué hago?

Comentarios

Entradas populares de este blog

El día en el que el ginecólogo me dijo...

Mecánica del corazón

La soledad de las amistades