“No podemos perdernos la vida por esperar algo que, además, es posible que nunca suceda”

Hay relaciones que parece que siempre vienen y van, que nunca llegan a romperse del todo ni tampoco a ser fuertes totalmente. Todos hemos tenido una pareja con la que el tira y afloja de romper y reconciliarse parecía prácticamente la esencia de esa historia de amor. El problema de esas relaciones es que están basadas muchas veces en la idea de esperar: que el otro cambie, que por fin se arregle un problema actual…
Hay personas que compran todas las semanas la lotería, pero no hacen planes por si les toca, simplemente tienen esa esperanza, esa ilusión. Esta es la diferencia entre tener esperanza y esperar. Cuando esperamos el bus nos quedamos quietos, sin hacer nada más que dejar que llegue para subirnos. La esperanza, en cambio, no nos impide vivir y continuar experimentando.Con el amor es igual, si estamos esperando a alguien dejamos de abrirnos a otras personas nuevas, a más emociones. En cambio, podemos tener la esperanza de que encontraremos a la persona adecuada, o que los problemas en una relación se arreglen sin necesidad de perdernos la vida por esperar algo que, además, es posible que nunca suceda.

Muchas veces cometemos el error de pensar que ahí fuera hay alguien que cumplirá todos nuestros anhelos y que realmente entenderá todos nuestros miedos, nuestra ilusiones y sueños. Esta forma de pensar nos lleva a estar constantemente con una mosca de duda revoloteando. Estas dudas se acentúan en momentos en que estamos más sensibles, más preocupados. La cuestión es que dudamos, estemos solos o con pareja. Si estamos con pareja, dudamos de si es la persona adecuada, y si estamos solteros, pensamos que quizá acabaremos así, o que a lo mejor deberíamos haber seguido con aquel ex o con esa otra persona.
La duda es normal y necesaria, porque nos hace recordar y reforzar lo que queremos, pero si dudamos demasiado tiempo, es hora de plantearse qué está pasando: si estamos esperando demasiado que la otra persona cambie y no la aceptamos tal y como es, o si estamos esperando demasiado tener una relación, y no aceptamos que estamos solteros ni podemos disfrutar de ello. Jamás deberíamos dejar nuestra felicidad en manos de lo que haga otra persona, porque estaremos condenados a esperar en vez de vivir. El amor no se puede esperar, solo se encuentra mientras uno vive la vida intensamente.

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