En esta primavera anticipada…

No dejes nunca de hacerlo.

No dejes nunca de mirarme así, de verme y ponerte nervioso, de tocarme el pelo, de respirar en mi cuello, de cogerme las manos y acariciarme cada poro, y después volver a mirarme, y buscar una sonrisa por encima de todo, de tratarme como si fuese de cristal, de hacerme cosquillas, de decirme todas esas cosas que me dices y hacer que no sepa dónde meterme de la vergüenza. No dejes de hacer como si nos conocemos desde siempre. No dejes nunca de intentar que me crea que existes, que existimos, los dos. No dejes nunca de decirme que te gusta oler a mí. No dejes nunca de decirme que no fume, no dejes nunca de besarme mientras me fumo “el último”. No dejes nunca de contarme cosas, de bailar a lo cutre. No dejes nunca de abrazarme como si fuese el último abrazo. No dejes nunca de besarme como si se te va la vida en ello. Y no dejes nunca de decirme al oído que hemos tenido suerte. Claro que la hemos tenido. MUCHA, MUCHA, MUCHA…

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