Odio las verdades amedias, las noches en vela, los momentos perfectos interrumpidos por una llamada, los buzones de voz, el "su saldo está apunto de agotarse", el agua mineral caliente, el holor a pescado en las manos, la gente que mastica con la boca abierta, la hipocresía, los peros continuos, los lunes por la mañana, las mentiras, haber estado mal por cosas que no valían la pena, pensar que todo es igual cada vez que lo miras, cada vez que lo oyes, cada vez que lo sientes.

Odio que me pidan perdón sistemáticamente, los "voy a cambiar" mentirosos, los rumores, la gente que no se mente en sus asuntos, los copy-past de sentimientos, las apariencias, las exageraciones, los para siempre inexistentes, que se me mojen los calcetines, las calificaciones injustas e infundadas, envidiar.

Pero ante todo, odio odiar.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El día en el que el ginecólogo me dijo...

Mecánica del corazón

La soledad de las amistades