Esperar que las cosas vengan solas nunca ha tenido muy buenos resultados.
Aprendí que las oportunidades hay que aprovecharlas, sino alguien se va a apropiar de esa oportunidad que era tuya, a lo mejor con desearlo no es suficiente, ni con cerrar los ojos fuerte, fuerte. Pero hay veces que ese lugar, el que te corresponde, a lo mejor está más cerca de lo que tú te piensas, con la persona más inoportuna, en el momento más inapropiado...

Comentarios

Entradas populares de este blog

El día en el que el ginecólogo me dijo...

Mecánica del corazón

La soledad de las amistades