No pidas perdón

Últimamente me llama mucho la atención un factor que vengo observando desde hace tiempo, casualmente se da muchísimo mas en población femenina, cuando mis amigas cuentas sus mierdas lo veo ....«perdón por el tocho que te he escrito» «perdón por la tabarra que te estoy dando» «perdón por todo el rollo que te estoy contando» y un largo etcétera de perdón, perdón, perdón….


Y yo me pregunto, ¿por qué tenemos esa necesidad de justificar constantemente que necesitemos desahogarnos? , vivimos en el mundo del chachi piruli onde tenemos nuestras queridas redes sociales a tope de momentos  happy, vacaciones, es decir, fardamos de vida, y me parece estupendo, pero todos sabemos que esta imagen no es permanente, y que tú y el de al lado, tenéis también días mierder ¡Y no pasa nada!
El problema viene cuando solo te rodeas de gente que te hace creer que solo puedes compartir lo bueno, o simplemente este ahí cuando tu estés bien y feliz, porque seamos muy claros, cuando todo va bien mantener una relación del índole que sea es super sencillo, pero ammmmiiigaaaa mía cuando aparecen las dificultades es cuando la cosa se pone chunga.
Entonces debemos plantearnos realmente que tipo de relaciones estamos teniendo, cuando pedimos perdón por estar mal y por necesitar que nos escuchen,  amigas mías tiene que cambiar, no podemos dejar que nos pase a nosotras mismas ni a las personas que nos rodean.

Vivimos en una sociedad muy exigente donde estar mal parece que no está permitido, que la tristeza no existe, o los problemas, y si es así aprende a gestionártelo tú solo, y muchas veces no se puede. No hay nada mas terapéutico en este mundo que poder verbalizar y hablar de lo que te pasa, y que muchas veces decirlo en alto te ayuda a verlo de otra forma.
Aprender a escuchar y a verbalizar lo que nos pasa es un síntoma de buena salud mental, por eso es tan sumamente terapéutico quedar a tomar café con las amigas, donde podéis estar horas y horas hablando del mismo tema y parece que nunca se acaba, pero por lo menos lo has soltado.
Todos merecemos ser escuchados sin esperar nada a cambio, sin reproches y sin miedos, solo es cuestión de elegir a las personas adecuadas y alejarse lo máximo que se pueda de las que no te ayuden.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Mecánica del corazón

El día en el que el ginecólogo me dijo...

La soledad de las amistades