Pon buena cara (:

Ya ni siquiera me salen las palabras, he estado demasiado tiempo sin utilizarlas y ahora no se cómo ordenarlas. Sigo esperando algo que quizá sólo exista en mi imaginación, sigo sentada en esta terraza viendo como las estrellas juegan a alcanzar ese color que tanto ansían. Mi cabeza no deja de dar vueltas y parece no querer dejar de hacerlo, demasiadas cosas dentro o quizás tan pocas que intento hincharlas y acaban explotándome en la cara. Necesito mi música para seguir viviendo, necesito mis silencios que hasta producen incomodidad para seguir caminando y sobre todo necesito un abrazo, de esos que hacen que todo desaparezca para poder seguir respirando. Necesito escapar de aquí, este lugar me tiene atrapada, cuatro paredes que jamás se acaban. Me basta con escapar lejos, a unos dos cientos mil kilómetros me basta. Pasarme horas viendo como ese paisaje corre por la ventana sin que yo tenga opción a frenarlo. Sigo pensando que quizás escapando de aquí consiga que mi cabeza se ponga en su sitio, que mis ideas se ordenen en apartados y así poder resolver todo aquello que no me deja pegar ojo por las noches. Es incomodo ver como el reloj avanza horas y más horas en estas noches oscuras y calurosas y lo único que soy capaz de hacer es escuchar el tintineo de mi reloj a tan solo treinta centímetros de mi almohada. Odio a mi reloj. Pero entonces vuelve a sonar, esa extraña canción que me transporta a aquel lugar, ese lugar en le que todo estaba bien, ese lugar en el que bastaba con sonreír para ser feliz, ojala todo fuera tan fácil como entonces. ¿Por qué no podemos ser pequeños toda la vida? ¿Por qué no podemos tener siete años para siempre? Las cosas son mucho más complejas, las cosas se complican cuando empiezas a ver que aquello se ha quedado tan lejos que casi ni siquiera recuerdas como se llamaba aquella niña de tirabuzones dorados que te juraba amistad infinita. Donde todo era tan fácil como poner cara de buena y asentir con la cabeza. Pero luego empiezan los problemas, tu vida empieza a complicarse hasta el punto de querer huir de tu propia casa. Pero no puedes caer, no puedes dejar que todo te arrastre, así que hay que poner buena cara, hay que intentar dejar que todo se escape y sobre todo, hay que continuar. Por todo aquello que queda, por todo aquello que llegará

Comentarios

Entradas populares de este blog

El día en el que el ginecólogo me dijo...

Mecánica del corazón

La soledad de las amistades