Son las sensaciones extrañas las que nos hacen meditar. Mi vida gira entorno a una gata y pocas personas. La mayoría de mis días carecen de sentido y hay veces que no me acuerdo por que apago el despertador. Cuando me asomo a la ventana y veo que hace sol me entra una sonrisilla placentera, recordandome que cada vez queda menos para quitarme la chaqueta. Volví a fumar por nerviosismo y dependencia, ahora consumo las horas igual que los cigarros me consumen a mi: sin ninguna finalidad. Tampoco entiendo muy bien que ha pasado, qué he hecho mal ni quien me ha dado tanta paciencia. Pero sigo levantandome por las mañanas y sigo buscando mis sueños, aunque aun no se muy bien donde están.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El día en el que el ginecólogo me dijo...

Mecánica del corazón

La soledad de las amistades