12/31/08

Otro año se va, otro año se queda atrás. Con sus cosas buenas y sus cosas malas y yo me quedo con las dos partes. Me quedo con lo malo porque nunca deja de enseñarte como son las cosas realmente, que no todo es de color. Que ha llovido y mucho, pero que nunca significa que el sol haya dejado de brillar sino que somos nosotros mismos los que nos intentamos convencer de que se fue. Que ha llovido lágrimas, en silencio y sin ser vistas, pero que a su paso han alejado algunos de los obstáculos que tanto odiamos y nos impiden respirar. Personas que has querido alejar un poco de ti y otras a las que les has abierto las puertas de par en par. Grandes personas que has echado de tu cabeza para sentirte libre, por fin, de ellas. El final de una etapa y con ella el comienzo de otra; los amigos de siempre bien guardados en el Corazón y el comienzo de otras amistades que ya echas de menos. Unos orgullosos y asumidos veintiseis. Un primer viaje (y ni por asomo el último) con dos de las personas más importantes de una vida, la mía, que consiguen hacerte ver que hay cosas que merecen la pena hasta en los días más nublosos. Grandes y pequeños momentos pero no por ello menos importantes que han formado este 2008 que, en resumen, ha sido un gran año. Quiero empezar este nuevo año con más ganas de vivir, preparada para asumir todo aquello que se venga encima lleven o no la etiqueta de bienvenida. Pero, por encima de todo, quiero seguir siendo lo que soy ahora; lo que, poco a poco, he ido construyendo durante los últimos años. Quiero seguir estando rodeada de las personas que me quieren y que quiero, de las que llevan 12 años e incluso de los que no llevan ni uno pero que ya se han hecho un lugar dentro de mí. Quiero quererme un poco más y con ello atreverme a vivir sin miedos y de verdad; dejar a un lado las estupideces, los complejos y las obsesiones. Vivir. Y esta vez de verdad. Sin perder en ningún momento esa sonrisa que lleva mi nombre

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