Yo y mi Caos.

Nunca lograré contar cuántos cuentos cuento a lo largo del día. Demasiados, quizás, pero es tan fácil fingir que soy feliz, que hay momentos en los que incluso me lo llego a creer. Nunca me gustó el orden, siempre se me ha dado bien eso de dejar la ropa encima de la silla, de tirarlo todo al suelo cuando me acaba estorbando, de tener la mesa llena de miles de cosas y de no limpiar los cristales. No me gusta intentar aparentar perfección. Soy lo que soy y lo grito al viento, y si a alguien no le gusta, le aburre o se siente mal por estar entre suciedad, motas de polvo y cosas estúpidas sin valor, papeles y cables desordenados, que se ahorque con ellos, que yo le miraré despacio y disfrutaré mientras lo hace. Ya no tengo fuerzas para intentar cambiar lo que para mí es natural. Que si llueve y tiene que llover, que llueva, que a mí no me importa mojarme. Nunca van a poder conmigo, porque mi caos y yo somos felices cuando nos guiñamos un ojo y creemos que es mejor actuar a esperar a que alguien venga y nos diga lo que tenemos que hacer. Desorden para mí es felicidad. Duele tanto intentar ser feliz, que al final todo acaba sabiendo amargo. Pero más duele intentar ser quien no eres, esquivar sentimientos y ocultar verdades. A veces es necesario que todo se derrumbe, que el caos asuste y que sientas que el mayor castigo es sentir miedo, para tener fuerzas y volver a reconstruirlo todo, para saber que el caos realmente te pone y para saber que en el único sitio del mundo en el que eres feliz es en tu casa llena de caos, de gente, de gritos y de niños riéndose. Y así no dejar que gane el orden. Para no dejar nunca que me pueda el sabor amargo, las mentiras y la nostalgia. Porque de la nostalgia, me han prometido que el tiempo ya se encarga de metérnosla en vena de vez en cuándo, sólo de vez en cuándo… Así que por ahora no lo voy a permitir. Me gusta el caos, me gusta contradecirme, ser feliz cuando exactamente lo quiero ser, dejar los zapatos tirados y seguir llenando mi ordenador de fotos. No dejaré nunca que me pueda nada que no tenga que ver con mi caos.

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