.Dicen que necesitamos cuatro abrazos al dia para sobrevivir, ocho para mantenernos y 12 para crecer. Por eso desde aquí, desde mi pequeño mundo, os animo a que abraceís a quien os apetezca abrazar, pero no sólo porque pensaís que esa persona (o tú) necesitaís un abrazo, sinó porque simplemente os apetece hacerlo. Abrazar por abrazar. Simplemente por eso, por la satisfacción de hacer algo natural. Por la satisfacción de hacer algo nuevo. Yo, desde aquí, desde este, mi pequeño mundo, te invito a abrazar por abrazar, por el mero placer de hacerlo, a sonreírle a un desconocido y a ayudar a quien lo necesite sin que previamente, esa persona necesitada, tenga que pedirlo.
Cierra o abre
Cuando una puerta se cierra, otra se abre. Nos lo graban a fuego desde pequeños y, quizás, de alguna manera es una sentencia sanadora; nos alimenta de esperanza, creyendo así que tras una despedida siempre viene algo mejor. Lo que ocurre muchas veces es que somos nosotros mismos quienes nos empeñamos en dejar la puerta entre abierta, con la llave a medio a echar, esperando a que se vuelva (o la vuelvan) a abrir de nuevo. A veces, son los otros quienes se empeñan en no cerrarla del todo, pero sin atreverse a abrirla de par en par, de cruzar el umbral y pasar a nuestro lado. Dejando abierta una puerta maltrecha, que ya no encaja como antaño; como si la manilla no terminara de funcionar del todo; como esas puertas que requieren de una destreza casi mágica para poder abrirlas sin quedarnos con el pomo en la mano. Siempre he sido de las que se niega a cerrar puertas, aún a sabiendas de que otras mejores se abrirán; aún a sabiendas de que hay ventanas, mucho más pequeñas y sencillas, p...
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