Cómo ser feliz un domingo por la tarde.

No sé muy bien qué es eso de ser feliz. A veces me invento que lo soy, otras lo quiero ser y otras muchas siento que eso no existe. Otras veces, el mundo se para, me olvido de todo lo que me hace dudar, y sonrío sin querer durante horas y horas seguidas. De repente soy feliz y no me estoy dando ni cuenta. Entro en el juego de sonreír, de besar sin querer, de hacer fotos a ese paisaje que me pone, y después mirarles a todos y saber que, joder, que estamos bien. Nos queremos y eso es lo importante en este mundo de locos. Estar dentro de una casa con muchas personas enfocadas en darle una sorpresa a mi abuela es de las mejores cosas que me han pasado nunca. Días como ayer me dan fuerzas para aguantar mucha mierda con tal de saber que al meterme en la cama estaré tranquila porque sabré que nos cuidaremos, aunque hayan kilómetros por medio y aunque corran tiempos difíciles. El domingo fuimos todos felices.

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