He intentado encontrarle un sentido a las cosas. A como era yo y a como soy ahora, siempre había pensado que nuestro deber principal en la vida era para con nosotros mismos, vivir plenamente. Aunque hay otra idea que también me ha obsesionado siempre, que todo esta predestinado, al acecho. Y que el tiempo se acaba. Tengo la sensación de haberme abalanzado por la vida presa de una especie de pánico y he visto que poco ha merecido la pena, a parte de nuestra amistad, mi amistad contigo y conmigo. Un día me desperté y descubrí que había perdido a las dos personas que más me importaban y entonces fue cuando me di cuenta de que no podemos vivir solos, al margen del mundo y de que resignarnos a lo que nos depara el destino sin luchar es una rendición, tenias razón cuando me dijiste que hubo un tiempo en que me importaba lo que pensaras de mi pero te equivocaste al pensar que había dejado de importarme
Cierra o abre
Cuando una puerta se cierra, otra se abre. Nos lo graban a fuego desde pequeños y, quizás, de alguna manera es una sentencia sanadora; nos alimenta de esperanza, creyendo así que tras una despedida siempre viene algo mejor. Lo que ocurre muchas veces es que somos nosotros mismos quienes nos empeñamos en dejar la puerta entre abierta, con la llave a medio a echar, esperando a que se vuelva (o la vuelvan) a abrir de nuevo. A veces, son los otros quienes se empeñan en no cerrarla del todo, pero sin atreverse a abrirla de par en par, de cruzar el umbral y pasar a nuestro lado. Dejando abierta una puerta maltrecha, que ya no encaja como antaño; como si la manilla no terminara de funcionar del todo; como esas puertas que requieren de una destreza casi mágica para poder abrirlas sin quedarnos con el pomo en la mano. Siempre he sido de las que se niega a cerrar puertas, aún a sabiendas de que otras mejores se abrirán; aún a sabiendas de que hay ventanas, mucho más pequeñas y sencillas, p...
Comentarios