Me cansan tus idas y venidas, tus confusiones y cosas no resueltas. Me cansa que me mires como si realmente estuvieses viendo algo para que luego sea invisible como los demás y por eso no merezca tu trato especial. Me cansan mis ganas de verte, mi ímpetu, mi fuerza… porque cuando tengo que luchar por algo lucho, cuando tengo que hacer cosas impensables las hago si mi corazón me las dice pero luego decepciona que después de todo no sirva para nada. Al menos puedo estar tranquila de que no soy una cobarde y de que intento antes de rendirme. Estoy “hasta los huevos” de los cobardes. Repito…”estoy hasta los huevos”…. de los cobardes. Y ahora me voy, a sacar a mi perro, a currar, a cervecear a la salida con los amigos y a vivir.
Tengo muchos años ya y muchas cosas vividas para ser faldera de nadie. Chin – Pún. :D
Cierra o abre
Cuando una puerta se cierra, otra se abre. Nos lo graban a fuego desde pequeños y, quizás, de alguna manera es una sentencia sanadora; nos alimenta de esperanza, creyendo así que tras una despedida siempre viene algo mejor. Lo que ocurre muchas veces es que somos nosotros mismos quienes nos empeñamos en dejar la puerta entre abierta, con la llave a medio a echar, esperando a que se vuelva (o la vuelvan) a abrir de nuevo. A veces, son los otros quienes se empeñan en no cerrarla del todo, pero sin atreverse a abrirla de par en par, de cruzar el umbral y pasar a nuestro lado. Dejando abierta una puerta maltrecha, que ya no encaja como antaño; como si la manilla no terminara de funcionar del todo; como esas puertas que requieren de una destreza casi mágica para poder abrirlas sin quedarnos con el pomo en la mano. Siempre he sido de las que se niega a cerrar puertas, aún a sabiendas de que otras mejores se abrirán; aún a sabiendas de que hay ventanas, mucho más pequeñas y sencillas, p...
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