Nado en un océano de dudas que arañan mis buenos pensamientos. Tengo pánico de no poder arrancar esa mancha negra, esa contaminación intermitente que viene y va, arrasando con todo a su paso. Ser feliz no debería ser lo que da miedo sino todo lo contrario, (la gente teme al sufrimiento, ¿no?) Ya que vivimos, que menos que disfrutar de ese tiempo que se nos ha concedido, que menos que vivirla con un mínimo de calidad. He sido una cobarde y no quiero serlo más, no quiero más guerras inútiles e injustas conmigo misma ni por supuesto con personas a las que quiero. Rallarse solo sirve para eso, para rallarse, es la palabra más sosa y sin contenido del mundo (la odio).
Hay una frase que creo que es clave para cualquier problema “lo que es, es”, básicamente aceptación, abrazar a la vida y al destino, entregarse y a partir de ahí vivir relajado. Son tantas cosas las que se quieren pulir…
…y es que joder! en el fondo, es tan bello vivir a veces…los jodidos pequeños detalles que le dan sentido a tu vida en una milésima de segundo, una sonrisa, una escapada, un buen polvo, un sueño…y ahí justo ahí te sientes el ser más gilipollas del mundo por haberte estado comiendo la cabeza durante tanto tiempo…
El día en el que el ginecólogo me dijo...
Hay que ver la de cosas que pueden hacer que una levante un señor complejo nuevo así, de la nada. Un día tienes mil complejos, al siguiente, de pronto, tienes mil uno. Yo, personalmente, llevo a la espalda una mochila enorme llena de las inseguridades que he ido acumulando a lo largo de los años. Y, aunque hay algunas que están íntimamente ligadas a mi carácter, muchas otras nacieron a raíz de algún comentario. Bienintencionado, con verdadera malicia o sin ningún tipo de intencionalidad. Alguien que dice algo, sobre mí o mi cuerpo, y, bum, un nuevo inquilino para la mochila. Pero bueno, aunque no soy capaz de evitar que este tipo de movidas me afecten y me calen hondo, lo que sí puedo hacer es tratar de llevarlo con humor. Sí, soy de esas que van de que todo se lo toman a coña. Nunca es real al 100 %, sin embargo, ayuda a sobrellevar lo que sea que te hace daño. Un poquito. Así que quiero compartir la anécdota con la que nació uno de mis complejos más íntimos. La del día en el que el
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