No paro de decirme lo mismo, que deje de leer las páginas pasadas de mi vida. Que viva el día a día que es lo que realmente es importante. Pero aunque yo ya no base mis miedos en el pasado, es inevitable que eche la vista hacia atrás. Asomando la cabeza en lo que alguna vez sentí, lo que alguna vez de una manera u otra fui. Y no es que me duela porque sí, solamente creo que no lo comprendo del todo y por eso me duele. La frustración es uno de los peores venenos para mi. Y es lo que siento ahora mismo: frustración. Estoy al borde de un abismo del que me pienso tirar. Que ya es hora. Y no pienso hablar de heridas, ni cicatrices, ni nada por el estilo. Porque estoy cansada de toda esa mierda. Porque no es más que una soga que se ata a mi cuello apretando cuando quiero saltar. Y aunque yo no quiera saltar, me empujan.

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