Entiendo lo que es sentirse el ser más pequeño, insignificante y patético de la humanidad y lo que es sentir dolor en partes del cuerpo que ni siquiera sabías que tenías, y da igual cuantas veces te cambies de peinado o a cuantos gimnasios te apuntes o cuantos vasos de Chatone te tomes con las amigas porque sigues acostándote todas las noches repasando todos los detalles y preguntádote qué hiciste mal o qué pudiste malinterpretar, y como puñetas en ese breve instante pudiste pensar que eras tan feliz, a veces incluso logras convecerte de que él verá la luz y se presentará en tu puerta. Y después de todo eso, y aunque esa situación dure mucho tiempo, vas a un lugar nuevo y conoces a gente que te hace recuperar tu amor propio y vas recomponiendo tu alma pedazo a pedazo y toda esa época difusa, esos años de tu vida que has malgastado empiezan por fin a desvanecerse.
Mecánica del corazón
No me voy a hacer experta en conocer las poleas y engranajes de corazones. Pero me he propuesto aprender poco a poco cómo va funcionando mi máquina y la tuya . Conocer los diferentes ritmos. Saber cuándo tus piezas se ajustan, averiguar cuándo tus engranajes necesitan más mimo para funcionar bien o si las poleas funcionan mejor con risas y confidencias. Hagámonos mecánicos del corazón. A ritmos diferentes pero cercanos. Pongamos piezas nuevas y rescatemos las olvidadas. Venimos sin manual de instrucciones, la mecánica del amor es imposible de aprender. Pero déjame ver cómo las poleas empiezan a moverse más rápido cuando me acerco a ti. Nota cómo giran mis engranajes cuando me besas.
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