Mi mente a veces es una grabadora de lugares inventados, llenos de luz, sin paredes que entorpezcan la imaginación, tacto, tocarte, tócame, se me escapa una lágrima y tu suspiras aliviado por tenerme a tu lado. Las horas se hacen tan cortas, volviéndose incluso pasado, pero no porque estamos en el aquí y ahora, los dos, con las paredes manchadas de música y las cortinas y su trasluz de un día a la sombra del mundo, sin ojos que nos vean. Letras en chino que hablan de conexión, de música, tu música, mi música y de equilibrio, ese tan ansiado que solo conseguían las historias de cuentos como los que me gusta inventarme cuando no tengo sueño y me gusta ver tus párpados cayendo y quiero que me sigas haciendo caso porque no quiero perderme en mis sueños. Sonrisas, como los dibujos pegados a los altavoces rodeados de discos, llenos de mensajes que hablan de un mundo mejor, lleno de amor, y de desamor, aquel por el que todos hemos pasado, desilucionados de nuestra vida sin suerte. Y me enseñas y yo aprendo, y no me quiero levantar porque soy así de egoísta pero como dice la canción, no te enfadas, porque eres menos egoísta y más listo que yo.
Cierra o abre
Cuando una puerta se cierra, otra se abre. Nos lo graban a fuego desde pequeños y, quizás, de alguna manera es una sentencia sanadora; nos alimenta de esperanza, creyendo así que tras una despedida siempre viene algo mejor. Lo que ocurre muchas veces es que somos nosotros mismos quienes nos empeñamos en dejar la puerta entre abierta, con la llave a medio a echar, esperando a que se vuelva (o la vuelvan) a abrir de nuevo. A veces, son los otros quienes se empeñan en no cerrarla del todo, pero sin atreverse a abrirla de par en par, de cruzar el umbral y pasar a nuestro lado. Dejando abierta una puerta maltrecha, que ya no encaja como antaño; como si la manilla no terminara de funcionar del todo; como esas puertas que requieren de una destreza casi mágica para poder abrirlas sin quedarnos con el pomo en la mano. Siempre he sido de las que se niega a cerrar puertas, aún a sabiendas de que otras mejores se abrirán; aún a sabiendas de que hay ventanas, mucho más pequeñas y sencillas, p...
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