Muchas veces no encuentro una explicación creíble a las cosas que pasan por nuestra vida. Es tan distinto lo real de lo que vemos en los sueños que es una depresión tan grande que vacía el corazón y llena los ojos de lágrimas. Ese sentimiento es a veces tan inmenso que impide que nos liberemos y nos asfixia en un espacio tan pequeño como la oscuridad que alcanzan a ver nuestros ojos en una noche. Las nubes, el aire, el sol, el calor sobre la piel, el tacto que solo recuerdan las manos, todo eso se olvida, se añora, se vuelve melancolía y el pensamiento se nubla blanco porque nada de lo que realmente amamos nos consigue levantar. Y es un cambio tan infimamente pequeño, de un segundo, el camino que recorre la preocupación de manos de la soledad hasta difuminarse y dejar paso a la alegría. Puede parecer una tontería pero los sentimientos son así, tan finos y delgados como un cabello, dura para toda la vida pero es tan fácil perderlo. Cambios constantes. Estados cambiantes. Vida.
No te culpes
Voy a empezar dando un mensaje muy claro: no todos los celos que sentimos son porque tenemos que gestionar algo en nosotras . Y punto. Está muy guay el rollito este "new age" moderno de que los celos son inseguridades propias, falta de autoestima etc. En la mayoría de los casos es así, y está claro que cuanto más trabajemos nuestro crecimiento personal mejor estaremos. Pero los celos son una respuesta del cerebro que lo que busca todo el rato es sobrevivir. Y señoras, amigas, hermanas, en muchas ocasiones tenemos celos porque nuestra pareja está siendo infiel, porque otra persona se está entrometiendo en la relación o porque hay algo que no cuadra. Y PUNTO. Esto es algo que resumió mi psicóloga muy bien cuando tuve el mayor ataque de celos que he tenido nunca, recuerdo bastante bien sus palabras: “No tienes celos porque estés insegura, tienes celos porque esa chica sigue enamorada de tu novio y claramente está compitiendo contigo para conseguirlo”. ...
Comentarios