Si no juegas...

Creo que como siempre me va a tocar perder. Es más, estoy casi segura de que perderé. Pero algo me dice que las cosas hay que intentarlas, y que ya que se intentan, se hagan lo mejor posible. Quizás sea la intuición o el intento continuado y diario de ser feliz. Después me puedo arrepentir de haberlo hecho, pero, al menos, habré sabido cómo ha acabado el partido habiéndolo jugado yo y no dejándolo a manos del destino. Por supuesto, si juegas te arriesgas a tener mala suerte y perder, pero al menos habrás jugado, y ya sabes qué es lo que haces mal y así intentar mejorarlo, porque el azar nos deja un margen de error siempre a nosotros mismos. Si no juegas, te quedarás en las gradas mirando cómo juega el resto y te consumirás pensando cómo sería todo si hubieses jugado tú también. Así que mirándolo así, prefiero jugar y volver a perder y todo lo que conlleva, a quedarme sentada mirando cómo la pelota va y viene en el mismo sitio aburrido y sin sentido de siempre.


Saber perder con una sonrisa en la boca es sencillo, si te lo propones…

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