Edén
Todos somos cadáveres y todos queremos llegar al Edén. Rozar el cielo no es cosa de pilotos previamente preparados. Se supone, que cada uno de nosotros está destinado a rozar el cielo aunque sea sólo por unas horas, para demostrar al oleaje que nos trajo hasta aquí que nosotros podemos nadar, y bucear, ser seres sobrenaturales que buscan y encuentran placer y un lugar entero lleno de todas las canciones bonitas del mundo que sonarán una tras otra bajo la mirada de aquellos que aún nos guardan las ganas de ir contra marea. La mayoría de las veces no tenemos ni idea de a dónde vamos a ir a parar. Otras, nos hacen tantísimo daño que creemos que la solución perfecta es abandonar la aventura a la mitad y quedarnos en una isla desierta de por vida. Otras, simplemente nos cansamos de todo y seguimos nadando aunque no sepamos de dónde sacamos tanta fuerza y tantas ganas, y a veces, llegamos a playas desiertas donde nos plantamos a descansar. Y otras, pero estas pasan menos, es la marea la que...