Quiero contarte un secreto. No soy quien tú crees, aunque mi disfraz es tan fino que me sorprende que no hayas visto a través de él. Soy la chica de tus sueños , disfrazada de tu mejor amiga. A veces intento romper esa fachada como en la fiesta de primavera, pero no debo porque te asustarás y volverás a huir. He decidido que es mejor vivir engañando que descubrir mis sentimientos. Es más fácil si estás inconsciente. Mi padre decía que hay dos clases de chicas, las que gustan a primera vista y las que tardan más. Espero ser de las segundas. Quizás no sea la que te guste hoy, pero voy a dejarte por ahora, con la esperanza de que vuelvas a mi. Merece la pena esperarte...
El día en el que el ginecólogo me dijo...
Hay que ver la de cosas que pueden hacer que una levante un señor complejo nuevo así, de la nada. Un día tienes mil complejos, al siguiente, de pronto, tienes mil uno. Yo, personalmente, llevo a la espalda una mochila enorme llena de las inseguridades que he ido acumulando a lo largo de los años. Y, aunque hay algunas que están íntimamente ligadas a mi carácter, muchas otras nacieron a raíz de algún comentario. Bienintencionado, con verdadera malicia o sin ningún tipo de intencionalidad. Alguien que dice algo, sobre mí o mi cuerpo, y, bum, un nuevo inquilino para la mochila. Pero bueno, aunque no soy capaz de evitar que este tipo de movidas me afecten y me calen hondo, lo que sí puedo hacer es tratar de llevarlo con humor. Sí, soy de esas que van de que todo se lo toman a coña. Nunca es real al 100 %, sin embargo, ayuda a sobrellevar lo que sea que te hace daño. Un poquito. Así que quiero compartir la anécdota con la que nació uno de mis complejos más íntimos. La del día en el que el
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