Quiero contarte un secreto. No soy quien tú crees, aunque mi disfraz es tan fino que me sorprende que no hayas visto a través de él. Soy la chica de tus sueños , disfrazada de tu mejor amiga. A veces intento romper esa fachada como en la fiesta de primavera, pero no debo porque te asustarás y volverás a huir. He decidido que es mejor vivir engañando que descubrir mis sentimientos. Es más fácil si estás inconsciente. Mi padre decía que hay dos clases de chicas, las que gustan a primera vista y las que tardan más. Espero ser de las segundas. Quizás no sea la que te guste hoy, pero voy a dejarte por ahora, con la esperanza de que vuelvas a mi. Merece la pena esperarte...
Cierra o abre
Cuando una puerta se cierra, otra se abre. Nos lo graban a fuego desde pequeños y, quizás, de alguna manera es una sentencia sanadora; nos alimenta de esperanza, creyendo así que tras una despedida siempre viene algo mejor. Lo que ocurre muchas veces es que somos nosotros mismos quienes nos empeñamos en dejar la puerta entre abierta, con la llave a medio a echar, esperando a que se vuelva (o la vuelvan) a abrir de nuevo. A veces, son los otros quienes se empeñan en no cerrarla del todo, pero sin atreverse a abrirla de par en par, de cruzar el umbral y pasar a nuestro lado. Dejando abierta una puerta maltrecha, que ya no encaja como antaño; como si la manilla no terminara de funcionar del todo; como esas puertas que requieren de una destreza casi mágica para poder abrirlas sin quedarnos con el pomo en la mano. Siempre he sido de las que se niega a cerrar puertas, aún a sabiendas de que otras mejores se abrirán; aún a sabiendas de que hay ventanas, mucho más pequeñas y sencillas, p...
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