Una de ego céntrico.

¿Sobre mi? Bueno, soy la única persona del mundo que siempre estuvo conmigo. Y cuando digo siempre, quiero decir siempre. Jamás me abandoné. Cuando hacia algo mal, ahí estaba yo para empatizar y buscar alguna solución. Cuando hacia algo bien, ahí estaba yo para darme una palmadita en la espalda. Estuve conmigo en los peores momentos, y en los mejores también. En tardes de aburrimiento, en noches de besos, en mañanas de té y pan. De pan y té. Y, sin embargo, pese a haber convivido conmigo más de 20 años, 24 horas diarias, tengo que admitir que no me conozco ni un poquito. En absoluto. No sé quién soy. Ni qué hago aquí. Quiero decir, que conozco a todos esos desconocidos mejor que a mí misma. A todos esos que no estuvieron en las malas, ni en las buenas, ni en las regulares. ¡Yo los conozco! Se los aseguro. Y sin embargo a mí... Bueno, sí. Podría hacer una lista con virtudes y defectos. Y cuando voy por ahí, sé ver las cosas que me gustarían y guardármelas en la mente para, al llegar a casa, contármelas. Pero para todo lo demás... Quiero decir. Para todo lo demás, soy una completa desconocida.

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