A mí me gustan los besos “de quedarse”. Odio los de irse, porque es como si te fueras a ir cuando menos me diese cuenta. Me gustan los de quedarse aunque sea una situación en la que haya que irse. Como cuando nos despedimos. Me gustan los besos que me pillan de sorpresa y los que no también. Me gusta tu boca, sobre todo en mi cuello. Me hace flotar. Algunas de las cosas que dices también me hacen flotar, y ni siquiera te das cuenta. Las dices como algo más, como algo normal, pero me encantan, y te juro que siento mariposas por dentro correteando cada vez que las escucho. No podría vivir jamás sin ellas. Como antes. Estábamos en ese centro comercial y había baldas con cadenas de música. Has cogido la mejor, y dices: “mira, para cuando tengamos casita”. Te he mirado a los ojos y me lo estabas diciendo de verdad. Después he sonreído y no he podido dejar de hacerlo, aunque todo lo de ahí fuera sea una verdadera mierda. Y me he acordado de que llevas hablando del futuro como si nada desde hace unos cuantos meses, y es eso lo que más ilusión me hace de todas las palabras que me puedes decir al cabo del día. Eso y que me echas de menos por las noches. Porque yo también lo hago.


(Texto de hace un mes.Ojala ahora fuese igual....)

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