-Tal vez no siempre expreso mis emociones cómo quisiera. Así que, me parece que no ha quedado clara la cosa. Tú y yo igual a nada, ¿entendido? Si, hubo un tiempo en que si había algo, pero ya no. Somos completamente diferentes, polos opuestos, ¿sabes? Además, tú tienes tu vida, tu trabajo, tu ciudad, tu familia y amigos y yo tengo lo mío. Tienes gustos y aficiones diferentes. ¡Te gusta bailar y yo lo odio! Cada vez que intentas cocinar se te quema la comida y cada vez que haces algo, dejas las cosas por medio. A veces ni te inmutas cuando te hablo, como por ejemplo ahora, ¿di algo no?

-Pues...
-¡NO DÉJAME ACABAR! Comes mucho, y no engordas nada, ¿por qué? Siempre vas poco abrigado, ¿ves? otra cosa que es totalmente opuesta a mi. No te gusta nada el dulce y no lo entiendo, ¡con lo bueno que está, y no te rías! Oh, bueno sí ríete al menos te has inmutado. Tardas años en leerte un libro, ¿por qué? Tienes agujeros en todos y cada uno de los calcetines y que yo sepa, tres euros tienes para comprarte unos. Eres muy alto, a veces me cuesta alcanzarte. ¡Y si duermes sin los pies tapados y luego me tocas estás helado! Eres muy atractivo, demasiado. Y irresistible, cosa que odio. Tus manos son muy grandes, tu ojos muy verdes, ¡y no tienes ni una peca! Pero, dios... Estoy loca.

-Me dejas...

-¡NO! Estoy loca, porque a medida que estoy hablando... Si es que no tengo freno. Me estoy dando cuenta de que todas esas cosas te hacen especial. Porque, si se te quema la comida no importa, te ayudo a volver a hacerla o llamamos al chino de abajo para que nos traigan algo. Porque es estúpido el hecho de que no me guste que tengas aficiones y gustos propios. Porque si dejas las cosas por medio y te riño, me encanta la cara que se te queda como diciendo "Me cago en la leche, ya está la tía pesada esta". Porque es de ser idiota el hecho de que me molesta los agujeros en los calcetines, no tengas pecas, te guste bailar y no te guste el dulce, ¿no? Soy idiota. Porque en el fondo me encanta ponerme de puntillas para besarte, cogerme de tu mano y parecer que me pierda en ella. Porque tus ojos... Dios, tus ojos. Porque si no te inmutas cuando te hablo, es porque te quedas como un tonto mirándome, que te he pillado. Y porque odio que seas tan arrebatadoramente atractivo porque... Me encantas, todo tú.

-¿Vale, has terminado?

-Esto... Sí, lo siento.

-No lo sientas, ¿puedo besarte ya?

Comentarios

Entradas populares de este blog

El día en el que el ginecólogo me dijo...

Mecánica del corazón

La soledad de las amistades