Te quiero sin saber lo que te odio, te odio por no estar a mi lado. Te quiero por lo que fuiste, lo que por aquel entonces eras. Hoy de aquello no queda nada: Ni tu forma de mirar, ni tu forma de reir, ni tu dulce forma de besar. Pero aún hoy, sabiendo que es el final, tengo la esperanza de que solo sea el principio, y es que todo puede cambiar. Solo te pido que no sueltes el hilo que me unió a tu mirada...

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