"En el mundo actual, se está invirtiendo cinco veces más en medicamentos para la virilidad masculina y silicona para mujeres, que en la cura del Alzheimer. De aquí a algunos años, tendremos viejas de tetas grandes y viejos con pene duro, pero ninguno de ellos se acordará para que sirven".



Hazme caso, la vida no esta para contarla asumiendo el número total de veces que te han partido el corazón. Y mucho menos por las lágrimas que han caído por tus mejillas terminando en la comisura. Hay que contarla pensando en los besos robados, en las escapadas nocturnas, en las locuras mañaneras, en las veces que has tenido agujetas por reírte demasiado, en los orgasmos silenciosos por no despertar al vecino de la habitación de al lado.
La vida no está para contar las penas hasta que no te queden dedos en la mano. La vida está para sentirla.

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