Escogiste el camino fácil, el rápido, el; “Para qué seguir adelante, si aquí ya estoy bien”. A veces el camino correcto no es el que está bien, si no el que eliges. Así que respeto tu cobardía y elijo olvidarte. Yo también elijo el camino fácil de plasmarte en un fondo en blanco y borrarte. Que desaparezcas de mi imaginación, y de mi vida, que lo que me acumulaste en forma de felicidad se derrita entre mis dedos y que vuelvan las prisas para no perder la hora y llegar a clase. Antes tenía prisa de ti. De verte, de sonreír junto a tus dientes. De considerarme la persona más afortunada. Por que sí, por que era yo contigo, era contigo, y no habían motivos de compromiso con el olvido, no los habían...[..]
Cierra o abre
Cuando una puerta se cierra, otra se abre. Nos lo graban a fuego desde pequeños y, quizás, de alguna manera es una sentencia sanadora; nos alimenta de esperanza, creyendo así que tras una despedida siempre viene algo mejor. Lo que ocurre muchas veces es que somos nosotros mismos quienes nos empeñamos en dejar la puerta entre abierta, con la llave a medio a echar, esperando a que se vuelva (o la vuelvan) a abrir de nuevo. A veces, son los otros quienes se empeñan en no cerrarla del todo, pero sin atreverse a abrirla de par en par, de cruzar el umbral y pasar a nuestro lado. Dejando abierta una puerta maltrecha, que ya no encaja como antaño; como si la manilla no terminara de funcionar del todo; como esas puertas que requieren de una destreza casi mágica para poder abrirlas sin quedarnos con el pomo en la mano. Siempre he sido de las que se niega a cerrar puertas, aún a sabiendas de que otras mejores se abrirán; aún a sabiendas de que hay ventanas, mucho más pequeñas y sencillas, p...
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