Tenías razón. No basta con apartarlo de mi cabeza cada vez que se acerque a mí, porque el espejo ya me encargará de recordármelo de por vida. Intento no pensar, alejarlo de mí cuando lo veo demasiado cerca y cambiar de 'contenido mental' lo más rápido posible. Ya no me hago preguntas, ni simulo conversaciones, ni busco oportunidades en relación con lo que tú ya sabes. No espero, ni ansío, pero me continuo controlando. Y si me continuo controlando, si continuo guardándome las ganas de hacer cosas inapropiadas, es porque aún quiero hacerlas. Tampoco debería escribir sobre esto, aunque sea de manera desdibujada, no es lo que debería estar haciendo.

Comentarios

sandra ha dicho que…
LLevas razon con eso de que no solo basta con apartarlo de la cabeza cada vez que se acerque,
Pero pienso que el luegar correspondido tendrá que llegar algun dia,
Un beso :)

Entradas populares de este blog

El día en el que el ginecólogo me dijo...

Mecánica del corazón

La soledad de las amistades