Esta mañana. Por ejemplo. Me levanté, caminé un metro hacia el salón y ya está. No sé cuantos pasos para volver a recordar. No se me cayó el alma al suelo, pero la habitación se hizo más pequeña. Aquí dentro alguien se llevó las ventanas y ahora no puedo respirar. El otro día le robé parte de aire asusana. Ella dice que está estupendamente y que no le importa ayudar de vez en cuando a los que hemos perdido casi todo. Pero aún así a mí no me gusta abusar. Porque yo necesito más de lo que susana me da. Quiero decir. Que Susana no va a devolverme a Jose. Y el aire no me hace sentir tan sumamente bien como para sacarle de mi vida, así, de repente. Jose ha sido y es mi vida. Y hasta que inventen un antídoto para eliminar lo que duele de forma descumunal, Jose seguirá siendo mi vida. Es así. Yo lo elegí cuando empecé con él, nada más conocerle. Ahora tengo que cargar con las consecuencias. Pero no pensaba que el amor pesara tanto. Y lo peor es que no me acabo acostumbrando. Porque no está siempre ahí, dentro de mí. A ratos me olvido y vivo. Pero luego no sé, cualquier cosa, lo que sea, activa la bombilla en mi cabeza y Zas. Vuelta a querer comenzar a olvidar. Y es horrible. Lo juro. Es horrible.

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