Sería una buena terapia. Contarte cómo no consigo olvidarte mientras te doy todas las razones por las que he decidido hacerlo. ¿Es raro sabes? Yo nunca he salido de algo así. Yo nunca había pensado en que alguien era el hombre mi vida y mucho menos me había dado cuenta de que no. Y ahora intento intentarlo pero tengo menos esperanzas que antes de conocerte, aunque sí más motivos. Aquí dentro también se echa de menos, y algunas veces me entran unas ganas irrefrenables de llorar, y no lo hago. No sé si esto es bueno porque presiento que algún día estallaré y acabaré salpicándolo todo de mierda. Mierda roja, color corazón. Porque en mi vida es lo único que sigue ultimamente. Late, y no para de incharse. El resto está todo roto, o partiéndose. Y yo intento disfrutar del caos pero tú no paras de intentar colarte por todas las puertas que yo ya he cerrado. Y aquí dentro también duele, porque no es justo que sigas tu vida intentando llevarme a mí a rastras.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El día en el que el ginecólogo me dijo...

Mecánica del corazón

La soledad de las amistades