A veces aunque queramos dejarnos caer para empezar desde abajo... no podemos. No por miedo, que eso, al fin y al cabo, es un obstáculo salvable con un par de copas de más y mucha mucha valentía. En ocasiones no podemos caer más, no podemos buscar el principio, y mucho menos podemos encontrarlo. Y es así. No somos Alicia en el País de las Maravillas. No podemos beber un rico jarabe que nos haga pequeñitos para meternos en los entresijos de nuestra mente; aunque he de reconocer que muchas veces me siento pequeña, tan pequeña que podría subirme a una de sus pestañas para ver como se ve el mundo desde sus ojos. Pero hay otras veces en las que encontramos el problema y tratamos de cortarlo de raíz. Intentamos por todos los medios enterrarlo bajo mil capas de sonrisas forzadas y doscientos kilos de chocolate. Tampoco esto funciona.


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