El pasado siempre vuelve, y muy de vez en cuando, a pedir perdón


Siempre he hablado mucho sobre cambiar, crecer, madurar y elegir. Siempre he hablado mucho sobre la vida; demás diría yo. Pero un día te levantas, o te vas a acostar (eso da igual) y te tropiezas con un abrazo de esos que te hacen entender que las cosas no están en decírtelas, está en encontrártelas. Ya puede ser en casa, bajo una tormenta, o en uno de esos paquetes agotados de chicles que hace un año se esfumaron, y que aún así sigue comprimiendo ese intenso olor a recuerdo fresa. No todos tardamos lo mismo en encontrar ese cartucho vacío, pero bueno, supongo que todos sí que revisamos los bolsillos del tiempo tarde o temprano. A lo mejor vuelvo a hablar de más, que no sería la primera vez. Pero siento dentro que a lo negativo le toca dormir. Todavía queda mucho camino, pero ponerse en ruta es empezar, y empezar es existir. Existir, que no siempre, es vivir. Y vivir siempre, por caro que cueste, es encontrarse constantemente, hasta el último suspiro, con una nueva posibilidad para ser feliz.

Comentarios

Kusflo ha dicho que…
Muy bueno!

Entradas populares de este blog

El día en el que el ginecólogo me dijo...

Mecánica del corazón

La soledad de las amistades