Fóllame el corazón. Viola mis sentimientos. Acelera mis latidos. Hazme sólo tuya y dime que no ha sido tu culpa. Arrástrame al olvido. Recuérdame el dolor. Condena a mi orgullo. Rómpeme en pedazos y dedícate a desordenarlos. Prioriza mis sentidos. Lucha contra mí. Contra mi otra yo. Inventa uno nuevo. Úsame. Miente y dí que es una verdad a medias. Tira de mí sin atarme. Invítame a cenar. Sé mi gato y cómeme la lengua. Conviérteme en tu perro fiel. Emborracha a mi razón. Aprende a describirme. Exagera mis defectos. Prohíbeme tocarte. Ponle música a mis gritos. Haz oidos sordos a mis auxilios. Enséñame a perder. Tiémblame las orejas. Báilale a mis miedos. Desequilibra mis principios. Dinamita mis prejuicios. Explica mis delirios. Invítame al caos y píntalo de azul. Lánzame tus mierdas. Despéiname. Jódeme un domingo. Descóseme los hábitos. Despiértame a las tantas y dime que me odias. Arregla los problemas con te quieros. Provócame un infarto. Prométeme imposibles. Engaña a mi mirada. Llévame lejos para devolverme al principio. Improvisa un final.
El día en el que el ginecólogo me dijo...
Hay que ver la de cosas que pueden hacer que una levante un señor complejo nuevo así, de la nada. Un día tienes mil complejos, al siguiente, de pronto, tienes mil uno. Yo, personalmente, llevo a la espalda una mochila enorme llena de las inseguridades que he ido acumulando a lo largo de los años. Y, aunque hay algunas que están íntimamente ligadas a mi carácter, muchas otras nacieron a raíz de algún comentario. Bienintencionado, con verdadera malicia o sin ningún tipo de intencionalidad. Alguien que dice algo, sobre mí o mi cuerpo, y, bum, un nuevo inquilino para la mochila. Pero bueno, aunque no soy capaz de evitar que este tipo de movidas me afecten y me calen hondo, lo que sí puedo hacer es tratar de llevarlo con humor. Sí, soy de esas que van de que todo se lo toman a coña. Nunca es real al 100 %, sin embargo, ayuda a sobrellevar lo que sea que te hace daño. Un poquito. Así que quiero compartir la anécdota con la que nació uno de mis complejos más íntimos. La del día en el que el
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