Soy como un libro cerrado que aveces al confiar se tiende abrir demasiado,como una estrella que dejo de iluminar sus pupilas por miedo a sufrir,como una autentica extraña avanzando entre la veloz vida y lenta que aveces suele dejar en su apariencia,impaciente y paciente para depende de que cosas,con sueños,ilusiones,con la torpeza de aveces tener idelizados lugares y personas,con el miedo en el cuerpo por pisar un azulejo en falso,por planear cada segundo y luego ver que nada ha salido como pensaba,con las manos cerradas pero los brazos abiertos,como un meteorito caido de un horizonte lejano,como alguien que se sienta en un banco a leer el periodico sabiendo que no alberga ninguna importancia,quedarte mirando fijamente una puesta de sol mientras tus venas van ardiendose de emoción,sentirte ingenuamente especial mientras alguien te abraza,caminar despacio por calles lilasocuras y sentir la soledad atravesandote la piel,o como un hielo fragil se escapa y cae al suelo sin poder hacer nada,Como cuando ya es demasiado tarde para pedir perdon,porque el corazón ya esta roto,y todas esas cosas grandiosas que forman parte de tu alma,tu piel,tus ojos,tu cuerpo,tus huesos,de ti, y que tal vez alos ojos de los demás todo esto y aquello no signifique nada
Cierra o abre
Cuando una puerta se cierra, otra se abre. Nos lo graban a fuego desde pequeños y, quizás, de alguna manera es una sentencia sanadora; nos alimenta de esperanza, creyendo así que tras una despedida siempre viene algo mejor. Lo que ocurre muchas veces es que somos nosotros mismos quienes nos empeñamos en dejar la puerta entre abierta, con la llave a medio a echar, esperando a que se vuelva (o la vuelvan) a abrir de nuevo. A veces, son los otros quienes se empeñan en no cerrarla del todo, pero sin atreverse a abrirla de par en par, de cruzar el umbral y pasar a nuestro lado. Dejando abierta una puerta maltrecha, que ya no encaja como antaño; como si la manilla no terminara de funcionar del todo; como esas puertas que requieren de una destreza casi mágica para poder abrirlas sin quedarnos con el pomo en la mano. Siempre he sido de las que se niega a cerrar puertas, aún a sabiendas de que otras mejores se abrirán; aún a sabiendas de que hay ventanas, mucho más pequeñas y sencillas, p...
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