Mañana será otro día. Esta noche tengo que acostarme pronto porque mañana me levantaré de madrugada para reconstruir todo lo que hoy me he dedicado a destruir. Y sí, soy consciente, de que la autodestrucción lleva al odio más impuro que haya sentido jamás, pero es que hoy ya no he tenido fuerzas ni de levantarme, después tendría que hacer la cama y eso supondría mucho esfuerzo para un día como hoy. Porque hoy me desperté pensando que era viernes y cuando miré el calendario resultó ser lunes. Hoy me esperaba a mí misma con más fuerzas y las fuerzas se las ha llevado de repente la marea del mar que hoy no existe para mí. Tengo que ir a repostar para aguantar los kilómetros a ciento veinte por hora constantes, pagaré una millonada por un poquito de seguridad, y de dignidad, y así al final podré ver el mar. Yo creo que después de haber llegado donde viven los corales sin colores, se puede empezar a estar listo para llegar a la orilla y remover la arena para encontrar la solución sobre cómo empezar de nuevo a reconstruir todo lo que ayer me dediqué a romper a conciencia. Aunque ahora mismo seguiría jodiendo la ciudad entera, y no dejaría ni un rincón sin quemar… Porque hoy estoy que escupo fuego por la boca.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El día en el que el ginecólogo me dijo...

Mecánica del corazón

La soledad de las amistades